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Actualizado: 23 de mayo de 2025
Sancho amenaza a don Tello contándole que ha derribado el álamo más fuerte y orgulloso de la alameda: símbolo que recuerda aquel de que se sirve el abad de San Ponce de Tomeras para abrir los ojos al rey don Ramiro el Monje, el de la campana de Huesca. Sobre esta leyenda, véase Menéndez y Pelayo, Ob. de Lope, VIII, XLV y sigs.
En aquel instante entró en la sala un personaje grave, al cual saludaron todos con el mayor respeto. Era D. Juan María Villavicencio, gobernador de la ciudad, varón estimabilísimo, buen patriota, instruido, algo filósofo y hábil por demás en el conocimiento y trato de las gentes. Ya tenemos datos, Sr. Villavicencio dijo la marquesa, contándole lo del <i>Deucalión</i>.
Y al despedirse, mientras Azorín estrechaba la mano de Pepita, esta mano tan blanca, tan carnosita, tan suave, con sus hoyuelos, con sus uñas combadas, Pepita ha dicho: ¿Me escribirá usted, Azorín? Y Azorín ha contestado que sí, que sí que le escribirá a Pepita una carta muy larga desde París, contándole las andanzas de su cuerpo y las terribles perplejidades de su espíritu.
Navegar en aquel gigantesco barco, el mayor del mundo; presenciar una batalla en medio de los mares; ver cómo era la batalla, cómo se disparaban los cañones, cómo se apresaban los buques enemigos... ¡qué hermosa fiesta!, y luego volver a Cádiz cubiertos de gloria... Decir a cuantos quisieran oírme: «yo estuve en la escuadra, lo vi todo...», decírselo también a mi amita, contándole la grandiosa escena, y excitando su atención, su curiosidad, su interés... decirle también: «yo me hallé en los sitios de mayor peligro, y no temblaba por eso»; ver cómo se altera, cómo palidece y se asusta oyendo referir los horrores del combate, y luego mirar con desdén a todos los que digan: «¡contad, Gabrielito, esa cosa tan tremenda!...» ¡Oh!, esto era más de lo que necesitaba mi imaginación para enloquecer... Digo francamente que en aquel día no me hubiera cambiado por Nelson.
No abusaré de la paciencia del lector contándole punto por punto lo que pasó en aquélla, ni le diré tampoco cuántos padres de la patria llevaban el frac mal sentado, como si no estuviera cortado a su medida, ni cuáles señoras de estos insignes patricios iban hilvanadas con las marchitas rebuscaduras del baúl, ni qué familias visibles de la corte estaban representadas allí por apuesto mancebo o seductora dama.
De vez en cuando, dando largos rodeos, que la hacían reír, Miguel sacaba la conversación de Pasajes y de Maximina, contándole por centésima vez todos los episodios de sus inocentes amores. Ella le escuchaba atenta, le animaba a seguir, pero guardándose de hacerle pregunta alguna acerca de sus designios.
Finalmente, por consejo de Matildita, y no viendo en realidad otro medio de salir de aquella situación, me decidí a avistarme con el capellán de las monjas y, contándole el caso, procurarme su protección.
Miquis lo conocía y le pasaba la miel por los labios, contándole cosas estupendas, algunas de ellas falsas, y describiéndole aquellos apartados mundos donde ella no podía penetrar sino con la fantasía, mejor aún, con su ferviente anhelo. «Hace pocas noches le dijo comí en casa de la duquesa con tu Pez. Parece que se va a nadar a la Habana, porque aquí se queda en seco.
Era un simple dado de albañilería, con las paredes enjalbegadas, cuatro pináculos en sus ángulos y una cúpula de tejas negras. De lejos parecía un morabito, la tumba de un santón, ayudando á esta semejanza los grupos de palmeras de los jardines inmediatos. Castro le había hecho reir muchas veces contándole la historia del difunto general y sus ricos vecinos.
Un avisito... contándole lo que hizo contigo. No seas boba, anda, más merece. Pasaba esta conversación a la salida de la Fábrica; Ana llevó a Amparo a su casa, en la calle de la Sastrería.
Palabra del Dia
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