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Actualizado: 29 de junio de 2025
Me acompañaban en esta expedicion, mandados por el gobierno, un religioso encargado de convertir á la fe cristiana á los salvages que encontrásemos, y el señor Tudela, que debia seguir mis instrucciones para abrir el camino proyectado, y entenderse en quichua con los indios conductores de víveres.
Ocuparon los caminos para impedir la internacion de víveres, quitando la vida á los conductores, y aprovechándose de cuanto conducian: de suerte que aquellos vecinos se vieron reducidos á sufrir las mayores necesidades.
Circulaban con loca velocidad tranvías, automóviles y fiacres. Nunca se había visto en las calles de París tantos vehículos. Y sin embargo, los que necesitaban uno llamaban en vano á los conductores. Nadie quería servir á los civiles. Todos los medios de transporte eran para los militares; todas las carreras terminaban en las estaciones de ferrocarril.
Esto es cuestión de ser hombres, o de no serlo: de meterse en la ciudad, y salga lo que saliere, o de marcharse a dormir. Brillaba en sus ojos la fría resolución, el fatalismo de los que se resignan a ser conductores de hombres. Echaba sobre él la responsabilidad de una rebelión que no había preparado.
Los hilos montaban unos sobre otros, quejándose de la torsión violenta, y en toda su magnitud rectilínea había un estremecimiento de cosa dolorida y martirizada que irritaba los nervios del espectador, cual si también, al través de las carnes, los conductores de la sensibilidad estuviesen sometidos a una torsión semejante.
Entre los conductores, los aldeanos y los caballos, que relinchaban, se revolvían y echaban chispas por las cuatro patas, marchaba gravemente un gendarme a caballo, el señor Kels, el cual parecía no oír nada y decía de una manera grave: Valor, valor, amigos... Todavía tenemos que hacer hoy dos viajes... ¡Vosotros seréis beneméritos de la patria! Juan Claudio atravesó el puente.
El capitán recordó las grandes invasiones de la Historia: Jerjes, Alejandro, Gengis-Khan, todos los conductores de hombres, que avanzaban llevándose los pueblos en masa detrás de su caballo, transformando á los siervos de la tierra en combatientes. Sólo faltaban las hembras soldadescas y los enjambres de chiquillos para que fuese exacta esta semejanza con los éxodos guerreros del pasado.
Después de media hora de camino, al doblar un recodo de la senda, veo el palanquín donde iban Mimí y Dizzy, solo, abandonado en medio del camino, y a las dos dulcísimas criaturas dentro, sonriendo al verme y tomaditas de las manos. Eché pie a tierra, y abrazándolas, les pregunté por los conductores. They are gone! me dijeron simplemente.
Mas viendo que todo era en vano, tomó la determinacion de marcharse sin el consentimiento de su madre, sin que llegase á oidos de su padre, y si era posible, sin que se enterasen mas que los conductores de su carruaje. A aquellas personas en quien tenia depositada su confianza dió las órdenes oportunas para que á la mayor brevedad preparasen los útiles mas necesarios de marcha.
El sistema de ese viaje en comun tiene la doble ventaja de mantener la vigilancia de los conductores, á fin de que los viajeros no cometan imprudencias, y que no puedan ocurrir desórdenes y crímines como los que han tenido lugar en muchos ferrocarriles de Europa; y la de establecer entre los que viajan cierta familiaridad cortés y pasajera que hace mas entretenido el viaje y permite el cambio de noticias y observaciones instructivas.
Palabra del Dia
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