Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 3 de junio de 2025
La gloria de un punguista es serlo y que nadie pueda probárselo: su orgullo es poder decir en la policía: ¡Busque, señor, en los libros!... ¡Yo no tengo ninguna condena! ¡Gracias a Dios, no soy ladrón! Y luego, su frase la repite con aire modesto a cuanto individuo investido de autoridad encuentra a mano, pegándole a modo de coeficiente: "así le dije el otro día al señor don Fulano".
Si el toro, al contrario, se muestra cobarde ó sorprendido al salir, la rechifla popular lo abruma, la opinion lo condena y todo el mundo lo insulta y apostrofa con los mas ultrajantes epítetos, prestados á veces á la política.
Supone usted que la religión de Cristo condena la carne, y luego dice usted para sí: pues voy á glorificar la carne, rebelándome contra la religión de Cristo. Parte usted de un error, fundado en el doble sentido de la palabra carne. Sin presumir de teólogo, sino como hombre de mundo, lego y profano, aunque no olvidado del Padre Ripalda, que aprendí en la escuela, digo que no tiene usted razón.
Así, por ejemplo, el pregonero desde el balcón de las Casas Consistoriales lee en voz alta la sentencia que condena a Jesús a muerte afrentosa en una cruz, y entre dos ladrones, por enemigo del César y por otros muchos delitos. El predicador exclama entonces: Calla, falso pregonero; calla, viperina lengua, y oye la voz del ángel, que dice....
Pero no puede ser de otra manera. Dios me perdonará mi crimen. ¡Todo antes de ser chacota de la gente y presenciar la befa de mi honor! Pronto anochecerá. Me parece un juez de hierro que me condena sin permitirme defensa ni apelación. JOAQUÍN. Adelante. DON JOS
No hay ningun tormento venidero que pueda ejercer semejante justicia sobre aquel que se condena y se castiga a si mismo. Estos sentimientos son laudables, porque algun dia haran lugar a una esperanza mas dulce.
Cuando Aquilano ve entre ellas á la princesa, se conmueve profundamente, y el médico deduce de esta circunstancia que está enamorado de ella. Bermudo, dejándose llevar del primer impulso de su ira, condena á muerte al mancebo, único medio que se le ocurre de lavar la deshonra de su familia.
Esta narracion de Nicephoro la tengo por falsa, porque Montaner en el número, y en el tiempo le contradice, y como testigo de vista se le debe dar mas crédito, aunque catalan, y ofendido; porque en el discurso de su historia refiere muchas cosas contra los de su nacion, y condena lo mal hecho con libertad, y sin respeto, y no es de creer que quien dice la verdad en su daño, no la dijera en lo que tampoco importaba á su gloria como venia los turcos cuatro años antes ó después.
¡Ah, desgraciado! exclamó la joven levantándose, y enjugando sus ojos; y tomándole violentamente las dos manos añadió con voz contenida: No sabe usted lo que hace, no, no lo sabe; no le diré que mate, sería demasiado decirle, pero usted me condena. Y soltándole con ímpetu las manos: Puede irse dijo , ¡adiós! El señor de Maurescamp salió.
¡Y qué pesadas habrían sido las horas de aquella temporada, que él llamaba su condena, si no las aligerasen con su cariño y con mil solicitudes y ternezas las seis personas que él designaba con el dulcísimo nombre de la sacra familia!
Palabra del Dia
Otros Mirando