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Actualizado: 9 de junio de 2025
6.º Que ningun judío pueda ser médico, cirujano, tendero, droguero, proveedor ni casamentero, ni tener algun otro oficio público por donde haya de entender en negocios de cristianos, ni las judías puedan ser parteras, ni tener amas de criar que sean cristianas, ni los judíos servirse de cristianos, ni vender á estos ni comprar de ellos las viandas para el diario mantenimiento, ni concurrir con ellos á ningun banquete, ni bañarse en las aguas de los baños de los cristianos, ni ser mayordomos, ni agentes en los negocios de estos, ni aprender en sus escuelas alguna ciencia, arte ú oficio.
Estaban lo bastante relacionadas para no concurrir solas al teatro, y para asistir de vez en cuando a algunas reuniones de medio carácter; pero no lo suficiente para figurar entre lo más rechispeante del buen tono madrileño, que era lo que ellas deseaban.
Por lo menos se creeria que pensaba adularle, y soy muy avaro de mi pobreza. Un amigo á quien he leido estos apuntes, me dice: ¿Si Salamanca enviase á usted diez mil duros, usted qué haria? Devolvérselos. Hemos sido invitados para concurrir á una tertulia de alto copete, que tiene lugar en la calle Vivienne. Mi mujer ha dicho que no; yo he dicho que sí. Esta vez espero triunfar.
Á los veintitrés años obtuvo el segundo premio y por una rara delicadeza, no quiso concurrir al año siguiente, aunque estaba casi seguro de la victoria. Para explicarlo, dió á su tutor razones que le conmovieron vivamente: Tengo tres concurrentes enteramente pobres y pueden desesperarse por un fracaso.
Algunas noches solía concurrir el señor Penseroso, por quien mi tío había cobrado una viva simpatía. ¡Tan dulce, tan suave era aquel santísimo y virtuosísimo padre!
A más de los señores del lugar, había muchos forasteros, que habían venido de los lugares inmediatos para concurrir a la feria y velada de aquella noche. El centro de la concurrencia era el patio, enlosado de mármol, con fuente y surtidor en medio y muchas macetas de don-pedros, gala-de-Francia, rosas, claveles y albahaca. Un toldo de lona doble cubría el patio, preservándole del sol.
El concilio tercero de esta ciudad, del año 680, prohibe la representación de los mimos, ordenando especialmente á los clérigos y monjes que se abstengan de concurrir á los juegos escénicos. Las fiestas de corte, casamientos de príncipes, etc., invitaban á estos cómicos errantes á ejercitar su arte, ofreciéndoles rica recompensa.
Ya hemos visto cómo el jesuíta Diego San Vítores, una vez instalado en las islas de los Ladrones, logró excitar el celo y caridad de Doña Mariana de Austria, bien por cartas, ó bien por elocuentes frases del Padre Nitarht; siendo lo cierto que consiguió de aquella reina el título de ciudad para el pueblo de Agaña, y una donación de 3.000 pesos anuales para al establecimiento de un colegio y escuelas que atendieran á la cultura de los habitantes de aquellas islas, que hoy llevan su nombre, el cual le fué puesto por estos y otros beneficios que aquellas recibieron de la esposa de D. Felipe IV. Merced á tan piadosa institución que hoy tiene cuantiosos fondos y se la conoce por San Juan de Letrán, se ha construido un espacioso colegio en Agaña y escuelas en todos los barrios, cuidando los encargados de las cabecerías que ningún niño ó niña deje de concurrir á aquellos modestos templos de enseñanza.
Habiendo desaparecido la leve diferencia, que separaba el espectáculo trágico del cómico, puesto que podían concurrir en una misma composición móviles de ambas especies, la fútil razón de que descollara más en ellas el uno ó el otro, ó de que su desenlace fuese feliz ó desdichado, no fué ya bastante plausible para clasificar las piezas en esta ó aquella categoría.
Pero haciéndose cargo que algunos administradores por solo concurrir a alguna función dejan su pueblo y van a otro, que dista tal vez más leguas que las que hay desde los más apartados al de Candelaria, no se hallará dificultad en que todos concurrieran a la Junta.
Palabra del Dia
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