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Actualizado: 8 de junio de 2025
Luisa Noel llamó sonriendo á dos criados, y nos envió al hotel del Tirol, calle de Montmartre, á cincuenta pasos de la calle Vivienne. Eran las siete y media de la tarde. Llegamos al hotel del Tirol; pero este hotel, en medio de las cosas buenas que pueda tener, y que no le quiero disputar, tiene una escalera tan estrecha, tan nimiamente estrecha, que me resolví á no subirla.
Por lo menos se creeria que pensaba adularle, y soy muy avaro de mi pobreza. Un amigo á quien he leido estos apuntes, me dice: ¿Si Salamanca enviase á usted diez mil duros, usted qué haria? Devolvérselos. Hemos sido invitados para concurrir á una tertulia de alto copete, que tiene lugar en la calle Vivienne. Mi mujer ha dicho que no; yo he dicho que sí. Esta vez espero triunfar.
Es un Alcibíades burgués que se acomoda a todas las costumbres. Es apreciado en el faubourg Saint-Germain por su reserva, en la Calzada de Antin por su ingenio y en la calle Vivienne por su franqueza. Las mujeres, fuese cualquiera su posición, trabajaban activamente por él; ¿y sabéis por qué?
Una de las mas bellas calles de Paris es la de la Paz, que desemboca en la plaza de Vendóme, donde se levanta la altísima columna de hierro que sustenta á la estatua de Napoleon . Merecen citarse tambien las calles de Richelieu, Vivienne, Saint-Denis, Chaussée-d'Antin, Saint-Martin, Rivoli, Sebastopol, y otras ciento, todas hermosas, rectas, largas, y aun estratégicas.
Fuimos allá, lo que nos habia cautivado el ánimo era una coleccion de manguitos, camisolines, chambras y cofias. Pero uno de los anuncios en que más me he fijado, acaso por su exterioridad relumbrona, por su oratoria esencialmente francesa, es uno que hemos visto en la encrucijada que forman la calle Vivienne y las Hijas de Santo Tomás, en uno de los ángulos de la plaza de la Bolsa.
No sé si es historia; pero entre un español y un francés, hay algo que riñe. Almorzamos en la calle Vivienne á las doce dadas, y dirigimos nuestras visitas á diferentes travesías de los bulevares. Apenas se encuentra establecimiento comercial de alguna importancia, en donde no aparezca, en puerta ó balcon, algun privilegio manifestado en pequeña ó grande medalla imperial.
¿Qué piso? pregunté. Principal; calle Vivienne, casa de Luisa Noel. Enhorabuena; si es piso principal, estamos conformes y le damos á usted las gracias. Dos criados de la fonda condujeron el equipaje desde la calle de Richelieu á la de Vivienne, que están contiguas, núm. 45. Llegamos á la primera puerta y yo hice alto, mientras que los mozos continuaban subiendo la escalera.
Las calles de Richelieu, Vivienne, Montmartre y otras ciento, tienen, despues de las doce de la noche, una luz dudosa y opaca; esta es la verdad. Continuemos nuestro paseo por la gran ciudad. La fisonomía de Paris cambia todos los dias, hermoseándose; el que hace seis años visitó sus monumentos y sus calles, encuentra hoy tantas reformas y novedades, que apénas puede reconocerle.
Más abajo: Vestidos para hombres. Más abajo: Precio fijo. Más abajo: Al palacio de cristal. Más abajo, sobre cristales: Precio fijo. Más abajo: Vestidos para hombres. Esto se ve estando situado el espectador en lo interior de la Plaza de la Bolsa. Ahora situémonos en la calle Vivienne, y descubrirémos; arriba: Precio fijo. Más abajo: Al palacio de cristal. Más abajo: Vestidos para hombres.
El precio nos pareció sumamente arreglado, resolvimos comer allí, tomamos nota de la calle y número de la casa, y caminamos hácia la plaza de las Victorias. Mi mujer hizo provision de hilos, sedas, agujas y trencillas; nos dirigimos á la Bolsa con el fin de aproximarnos al restaurant de la calle Montmartre, atravesando el pasaje que llaman de Vivienne, nombre que toma de la calle en que está.
Palabra del Dia
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