Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 16 de julio de 2025


No bien llegó el Comendador á Villabermeja y dejó el caballo en su casa, se dirigió al convento, que distaba pocos pasos, y como era la hora de la siesta, halló en su celda al P. Jacinto, el cual no dormía, sino estaba leyendo, sentado á la mesa. Mis lectores deben de formarse ya, por lo expuesto hasta aquí, cierta idea bastante aproximada de la condición del mencionado fraile.

La frialdad de sus relaciones no hacía necesario más frecuente trato. No bien supo el Comendador el resuelto proyecto de boda entre D. Casimiro y Nicolasa, fué á Villabermeja; visitó á la chacha Ramoncica y tuvo una larga conferencia con ella, de cuyo objeto se enterará más tarde el curioso lector. Después de esto se volvió á la ciudad D. Fadrique.

Toma... porque, por muy afectuoso que sea V. con todos, al fin no se interesaría tanto por dos personas que le son casi extrañas, si no fuese por el cariño que tiene V. á su sobrinita, que desea proteger á esas dos personas. Así es la verdad, dijo el Comendador, dejando escapar una mentira oficiosa, á pesar de la teoría del P. Jacinto.

Lo cierto es que casi no se atrevía á hablar á Clara; pero de repente, en una ocasión en que D. Carlos y Lucía se adelantaron y se perdieron de vista entre los árboles, el Comendador detuvo á Clara, la contempló de un modo extraño y dulce, y tomando su semblante una expresión solemne y en cierto modo venerable, exclamó: ¡Hija mía!

Este trabajo, muy bien hecho, tiene casi la misma forma que la tan conocida ópera de aquel mismo nombre: suprímense en él las primeras aventuras de Don Juan en Nápoles, comenzando la comedia de Zamora, como lo hace el autor del libreto de la ópera, con la muerte del Comendador.

¿Y quién es ese tío? Un señor marino que estuvo en la India y en el Perú, que dice que conoce á V., que hace poco ha venido á vivir á Villabermeja, y que anoche llegó aquí á pasar una temporada. Ese es el Comendador Mendoza dijo D. Valentín, con cierto júbilo de saber que había llegado un antiguo amigo. Justamente, papá, así se llama: el Comendador Mendoza; un señor muy fino, si bien algo raro.

Calle V., tío... ¿Cómo quiere V. hacerme creer que no conoce á la hija de su amigo el tío Gorico? Pues digo por tercera vez que no la conozco. Entonces, ¿qué hay que ver en Villabermeja? ¿Ha estado V. para visitar á la chacha Ramoncica? El Comendador tuvo que responder francamente. No la he visitado. Vamos, ya caigo. ¡Qué bueno es V.!

Esta escena, en que el esposo ofendido recibe sus armas de manos de su mismo ofensor, para arrancarle con ellas la vida, es de primer orden: él, amenazado en su honra, anuncia claramente su propósito, pero el ciego comendador nada sospecha.

Interrogado tan directamente el Comendador, tuvo al cabo que romper el silencio; pero respondió con laconismo: Mala es, en verdad, la situación; pero, ¿quién sabe? Todo tiene remedio menos la muerte.

No hay plazo que no se cumpla, y dicho plazo se cumplió al cabo. Cumpliéronse también los pronósticos del Padre. D. Valentín salió aquel día muy de mañana con el aperador para ir á la casería, de donde no pensaba volver hasta la noche. El Comendador, que lo espiaba todo, se preparó para la entrevista prometida. El P. Jacinto no se hizo aguardar mucho tiempo y vino á buscarle.

Palabra del Dia

buque

Otros Mirando