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Actualizado: 8 de junio de 2025
Tampoco faltaron oficiales del ejército acuartelado en Dax, ni nobles y burgueses de Blaye, Bourg, Libourne, Cardillac, Ryons y otras muchas villas, que llegaron durante el día y parte de la noche anterior al combate, á pie, á caballo y en vehículos de todas clases.
Ignorando la muerte del Duque, había regresado al puente para renovar el combate. No sé lo que se propondría hacer con los otros tres secuaces de Miguel y cómplices suyos, pero creo que no había formado plan alguno, porque la muerte del Duque fue impremeditada por su parte.
Aspera y corta era la onda, y la dureza del combate se debía á lo extraño de aquella costa, tan abruptamente cortada, á sus ángulos crueles que apuntaban á la tempestad, desgarraban la ola. La cornisa por debajo, á uno y otro costado, hundíala en sus profundidades atronadoras.
Este corto diálogo basta para que el lector menos avisado conozca de qué se trata. El virrey había llegado a Lima en enero de 1639, y dos meses más tarde su bellísima y joven esposa doña Francisca Henríquez de Ribera, a la que había desembarcado en Paita para no exponerla a los azares de un probable combate naval con los piratas.
Si fuese al combate, colgára en mi lanza Con lauros de triunfo su leve crespon, Y altivo, animado de doble esperanza Seria de guerra mi sacro pendon. Si fuese marino, colgára ese velo Por vela á mi buque, por toldo á su iman, Y en calma mirando los astros del cielo Las iras burlára del negro huracan.
Mis clamores llegarán a él como inflamadas saetas y derribarán el escudo con que se defiende y oculta a los ojos de mi alma. Yo pelearé como Israel en el silencio de la noche, y Dios me llagará en el muslo y me quebrantará en ese combate, para que yo sea vencedor siendo vencido. 12 de Mayo. Antes de lo que yo pensaba, querido tío, me decidió mi padre a que montase en Lucero.
Entre la salida del hospital y el nuevo combate que les esperaba en las trincheras del Norte, estos guerreros venidos de lejanos países de sol para pelear y morir buscaban el poderoso consuelo de la mujer. Sus brazos impacientes se llevaban con un tirón de fiera las hembras esqueléticas y macabras y las que aparecían hinchadas por una falsa robustez, producto de malos humores.
Habiendo desaparecido entonces toda sombra de peligro, el espectáculo de aquel combate fué puramente ridículo, y supongo que este cruel pensamiento agregaba á los esfuerzos del señor de Bevallan una torpe precipitación que le hacía retardar su triunfo.
El 2 y 3 de Junio los moros atacan los convoyes, trabándose sangrientos combates; el mismo día 3 se sostuvo otro combate en las inmediaciones de Cabasaran.
Los guardias treparon ágilmente, calando la bayoneta, dispuestos á un combate cuerpo á cuerpo; el Carolino era el único que marchaba perezoso, con la mirada estraviada, sombría, pensando en el grito del hombre al caer derribado por su bala.
Palabra del Dia
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