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Actualizado: 29 de julio de 2025
Quevedo suspiró, pero suspirando cargó con un colchón y le llevó á la cámara; volvió y cargó con otro, y así sucesivamente, colchones, ropas, muebles aumentaron el montón que cubría la puerta de entrada de la cámara; y cortinas, tapices, cuadros, ropas, todo fué á parar allí, y todo esto en pocos momentos.
Pensaba que aquellas lágrimas dulces eran la miel mezclada que corría dentro y ahora saltaba por los ojos en raudal inagotable. Cuando estuvo mejor, aún más fuerte, huyó la pereza del colchón y saltó al suelo y rezó sobre la piel de tigre. Aún quería más dureza, y separaba la piel y sobre la moqueta que forraba el pavimento hincaba las rodillas.
998 Se me va por donde quiera esta lengua del demonio: voy a darles testimonio de lo que vi en la frontera. 999 Yo sé que el único modo, a fin de pasarlo bien, ee decir a todo: amén, y jugarle risa a todo. 1000 El que no tiene colchón en cualquier parte se tiende; el gato busca el jogón y ese es mozo que lo entiende.
Al tirar ella del colchón hacia arriba para ahuecarlo, él lo levantó completamente con sus poderosas manos. ¡No sabe!... ¡no sabe! gritaba Alicia con un regocijo infantil. Luego, fijándose en sus dedos agarrados fuertemente á la tela, añadió: ¡Pero suelta eso, demonio! Me vas á romper el colchón, ¡y en estos tiempos de pobreza!... Reían los dos, encontrando muy divertido este trabajo.
Cuando sentía cansancio, después de esta contemplación nocturna, se iba al fondo del edificio para tenderse en un blando colchón formado con dos mil ochocientos colchones del país. También podía envolverse en una manta cuyo grueso estaba formado con cinco de las que empleaban las muchachas del ejército cuando salían de maniobras.
Todo quedó en silencio un breve rato; oyéronse después los ligeros pasitos en diversas direcciones; tornáronse a acercar a la puerta, sintiéndose tras ella el roce del vecino sospechoso que espiaba, y más tarde, al dar la una en el reloj del hotel, oyóse un golpe semejante al de un cuerpo pesado que cae sobre un colchón de muelles; después un ¡Aaaaaah! prolongadísimo, un bostezo formidable, que vino a tranquilizar a Jacobo.
Allí pasaron la noche a la luz de las estrellas, porque ese es un cortinao que lo halla uno donde quiera, y el gaucho sabe arreglarse como ninguno se arregla: el colchón son las caronas, el lomillo es cabecera, el cojinillo es blandura y con el poncho o la jerga; para salvar del rocío, se cubre hasta la cabeza.
Regateó con discreción y tacto, y de vuelta en su casa con el objeto que había comprado, lo escondió, lo agazapó debajo del colchón, diciendo estas palabras: «Estáte quieta, ahí, quieta». Capítulo XV ¿Es o no es?
Y sin descender del lecho, sobre las sábanas tibias, levemente mecida por los muelles del colchón al incorporarse, rezaba, toda de blanco, sumidas las rodillas redondas y de raso en la blandura apetecible. Rezaba, y a veces en el entusiasmo de su fervor religioso acercaba el rostro al Cristo inclinado sobre la cabecera, y besaba las llagas de la imagen llorando a mares.
Ni aun sintió el peso de Bringas inclinando el colchón. Al despertar, el primer pensamiento de la ilustre dama fue para los candelabros prisioneros. ¿Qué tal te encuentras? Me parece dijo el esposo dando un gran suspiro , que no voy tan bien como esperaba. Estoy desvelado desde las cuatro. He oído todas las horas, las medias y los cuartos.
Palabra del Dia
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