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Actualizado: 19 de julio de 2025
Allí me tiene todos los primeros de mes, como un perro de presa... Mil duros me tiene allí, y no le cobro más que veintiséis todos los meses. ¿Que se atrasa? «Hijo, yo tengo un gran compromiso y no te puedo aguardar». Cojo media docena de capas, y me las llevo, y tan fresco... Y no lo hago por el materialismo de las capas, sino para que mire bien el plazo. Si no hay más remedio, señora.
Pues la custodia, hija, el Santísimo... Y seguía: 'Ahora voy allá, te cojo, te saco y te echo al pozo.... ¡Al pozo!, ¿has visto?, ¡arrojar la custodia al pozo!
Mucho quería á su hermanito; pero la muerte no tiene remedio, y lo que ahora le preocupaba á él era que el caballo no quedase cojo.
Vamos, y sígueme por ella, don Cleofás; que hemos de ir a comer a la venta de Darazután , que es en Sierra-morena, veinte y dos o veinte y tres leguas de aquí. No importa dijo don Cleofás , si eres demonio de portante , aunque cojo.
Dos agentes llegaron a decirle que este cojo había salido aquella misma tarde por el ferrocarril de Arganda, montando en la estación que se halla detrás de las tapias del Retiro. Inmediatamente Mario y el delegado tomaron un coche y se fueron a dicha estación.
Contaba extraños servicios suyos, y a título de soldado entraba en cualquiera parte. Decía el de la ropilla y casi gregüescos: -La mitad me debéis, o por lo menos mucha parte, y si no me la dais, ¡juro a Dios...! -No jure a Dios -dijo el otro-, que en llegando a casa no soy cojo, y os daré con esta muleta mil palos.
¡Vaya si me atreveré! ¡Y nos veremos allá, señor guapo! Pues no tienen ustedes más que avisar. Le cojo a usted por la palabra, señor don Claudio, con permiso de papá; y comienzo por mandarle que nos ayude, hoy mismo, a formar la lista de las expediciones que hemos de hacer por tierra y a pie... Repito que estoy a sus órdenes. Y por mar... Eso ya varía, Nieves. De la mar no entiendo jota.
A ese ciudadano le voy a dejar cojo para toda su vida dijo el extranjero. Efectivamente, disparó y uno de los hombres cayó al suelo dando gritos. Buena puntería dijo Martín. No es mala contestó fríamente el extranjero. Los otros cinco hombres recogieron al herido y lo retiraron hacia un declive. Luego, cuatro de ellos, dirigidos por Luschía, dispararon al árbol de dónde había salido el tiro.
5 Y haciendo ímpetu los judíos y los gentiles juntamente con sus príncipes, para afrentarlos y apedrearlos, 6 habiéndolo entendido, huyeron a Listra y Derbe, ciudades de Licaonia, y por toda la tierra alrededor. 7 Y allí predicaban el Evangelio. 8 Y un hombre de Listra, impotente de los pies, estaba sentado, cojo desde el vientre de su madre, y jamás había andado.
2 Y un hombre que era cojo desde el vientre de su madre, era traído; al cual ponían cada día a la puerta del Templo que se llama la Hermosa, para que pidiese limosna de los que entraban en el Templo. 3 Este, cuando vio a Pedro y a Juan que iban a entrar en el Templo, rogaba que le diesen limosna. 4 Y Pedro, con Juan, fijando los ojos en él, dijo: Míranos.
Palabra del Dia
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