Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 10 de mayo de 2025


Cogió las manos de la señorita Guichard y con sollozos y ruegos se las besó apasionadamente.

Sus primeras torpezas, sus descuidos, sus malas respuestas, fueron castigadas tan severamente por el maestro, ayudado de una correa, que bien pronto el muchacho le cogió miedo, y con el miedo vino el respeto y cierta convicción de que la obediencia y el trabajo le convenían por el momento más que la holganza y la maldad.

Estoy lucido, como hay Dios». Fortunata le cogió gallardamente en brazos y le metió en la cama. Aún podía ella más. Ambos se reían; pero después de la risa, Maximiliano dio un suspiro, diciendo con la tristeza mayor del mundo: «¡Qué fuerza tienes!... ¡Y yo qué débil! ¡Y a este llaman sexo fuerte! ¡Valiente sexo el mío!».

Á las tres, mirando por la ventana hacia el camino, como si esperase ver á su mujer aparecer súbitamente y correr á él con los brazos abiertos, lanzó un grito: ¡Ahí está Federico! Seguramente tiene noticias, puesto que vuelve. Mauricio había bajado ya la escalera. Cogió al criado por el brazo, preguntándole, aturdiéndole y, sobre todo, impidiéndole hablar.

Cogió su libro de memoria, y escribió en él quatro versos de repente, que dió á leer á su hermosa huéspeda; pero aunque sus amigos le suplicáron que se los leyese, por modestia, ó acaso por un amor propio muy discreto, no quiso hacerlo: que bien sabia que los versos de repente hechos solo son buenos para aquella para quien se hacen.

Cogió por los pelos la ocasión que le dio D. Narciso, al censurar lo mal empedradas que estaban las calles de Peñascosa, para decir con su voz gangosa y penetrante en una pausa: Siendo yo gobernador de Tarragona... ¡Ya pareció Tarragona! dijo sordamente Consejero, mientras colocaba las cartas. Los que estaban cerca oyeron la exclamación y rieron.

Entonces, señor cura, suplico a usted dos letras para la abuela... Sería capaz de no creernos... Esperen ustedes dijo el cura lleno de condescendencia. Cogió una tarjeta y escribió debajo: «¿Por qué impedir el vuelo de un pajarillo? Hay más grandeza verdadera en lanzarse por encima de lo convencional que en permanecer obstinadamente atado a lo vulgar... »Todos mis respetos

Muchas veces había dicho lo mismo, pero ahora estaban solos y aquella fiesta parecía haber aumentado su agresividad pasional. Ella, que se había sentado en el banco rústico, teniendo cerca al ingeniero, mostró cierta inquietud, aunque sin perder por esto su sonrisa tentadora. Canterac le cogió ambas manos é inmediatamente quiso besarla en la boca.

Tan sólo cuando la efervescencia de los saludos hubo calmado, Amalia la cogió sonriente las manos y exclamó mirándola de arriba abajo: ¡Sabe usted que son muy elegantes los trajes de duelo en París! Fernanda hizo una mueca de desdén.

En aquel momento su mirada fue a caer casualmente sobre el viejo fusil que se hallaba colgado encima de la puerta; lo cogió con mucho cuidado, lo limpió y lo hizo funcionar para ver si marchaba bien. El alma entera de Hullin estaba absorbida por aquella tarea. Esto va bien murmuró Juan Claudio. Y luego, gravemente, añadió: ¡Es curioso! ¡Es curioso!

Palabra del Dia

hociquea

Otros Mirando