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Actualizado: 9 de mayo de 2025


¿Pues qué he de hacer, mamá, para castigar bien a doña Inés sin que te mueras de pena? Lo que debes hacer, ya que tienes con ella tanta satisfacción y trato íntimo, es cogerla sin testigos y entre cuatro paredes, darle allí tus quejas, leerle la sentencia y ejecutarla en seguida. ¿Y qué quieres que ejecute?

Su curiosidad de mujer excitábase con el perfume del pecado; su severidad le hacía abominar de aquella juventud que se adoraba a espaldas de la religión. Maltrana no sabía qué decir. La tristeza creaba un gran vacío en su pensamiento. Además, le cohibían tantas miradas fijas en él. Era un martirio permanecer ante Feli sin poder cogerla la mano, atemorizado por los ojos hostiles de la monja.

Vamos, chica dijo volviendo a cogerla por las muñecas cariñosamente , no me eches a la cara los millones. Si he venido a aburrirte con estas cosas, es porque te tengo por mi mejor amiga. Ya yo que se exagera mucho, y que la envidia anda suelta por el mundo. La mayor parte de lo que cuentan de las pérdidas de Osorio, probablemente no será verdad....

La dejó caer con afectada indiferencia sobre la mesa de noche; mas luego que el criado se fue apresurose a cogerla y la abrió con visible agitación. Aunque hacía ya cerca de dos años que duraban sus relaciones con Amalia, nunca abría carta de ésta sin que le temblasen las manos. Verdad que se escribían poquísimas veces.

Mis ojos no se apartaban casi nunca de su rostro: ella entornaba á menudo los suyos para dirigirme una sonrisa apretando al mismo tiempo mi mano. Parecía que en virtud de un misterioso movimiento de su espíritu, la niña se transformaba en mujer en pocos instantes. Dejó de apretar mi mano y hasta retiró la suya: volví á cogerla disimuladamente, pero al poco tiempo la retiró de nuevo.

Maltrana, al recordar su pasado, preguntábase muchas veces cómo habían vivido sus padres. Los había visto reír volviendo de las comidas del domingo, con una alegría extraordinaria, pugnando él por cogerla del talle al envolverles la sombra del crepúsculo, defendiéndose ella, escandalizada por estar en medio de un camino.

Consolado por aquel refresco, respiró con libertad; se creyó dueño de . Sin embargo, a los pocos instantes el mismo deseo agudo, candente, volvió a pincharle el cerebro. ¡Oh, tener delante a la infame, vomitarle en el rostro las injurias que su dolor y su indignación habían acumulado durante tres años; luego cogerla así por el cuello y retorcérselo!

Me parecía que el mundo entero daba vueltas a mi alrededor, y tuve que hacer un llamamiento a todo lo que me quedaba de buen sentido para no cogerla y estrecharla entre mis brazos. Gracias a ese poquito de buen sentido que me quedaba, le dije: Yo no quiero, mi querida niña, aprovecharme de un momento de emoción. Usted podría arrepentirse de ello después, y sería demasiado tarde.

Había vuelto a cogerla por las manos, y se las apretaba sin saber qué decir, repitiendo lo mismo: ¡Feliciana... Feliciana! Hombre, ¡déjala en paz! Ya te he dicho que no soy Feliciana. ¿A qué repetir su nombre? ¡Para lo que te fijas en ella cuando la ves! Nunca la has mirado los ojos; nunca has visto en ella nada de extraordinario. te crías para cosas mejores.

Al contrario, salta sobre ella tratando de cogerla; la mosca, como es natural, es esquiva. Al fin, Pic la coge por la cabeza, y entonces, como Pic es pequeñito y la mosca tiene mucha fuerza, arrastra la mosca a Pic y lo lleva un momento revolando por el aire. Pero Pic no la suelta y logra afianzarla en un rincón, donde la mosca permanece cuatro minutos pataleando, y al cabo sucumbe.

Palabra del Dia

bagani

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