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Así fue que determinó averiguar quién era y dónde vivía, y lo consiguió con discreción y recato. Dos o tres veces fue después a caballo a Churriana con disimulo, y volvió a ver a la niña, quedando cautivo de su singular donaire.

Y como dicho teatro ha de estar en algún punto y no le hemos de fundar en Ovejo, en Churriana ó en la Madroñera, lo natural y razonable será fundarle en Madrid, sin hacer caso de la ruin y disparatada envidia del regionalismo. Aquí se me ocurre algo que me atrevo á llamar antinomia y que no puede menos de motivar una digresión inevitable aunque prolija. Ojalá que no sea cansada.

Señora le respondí juro a usted que fuera de Pepa Hígados, la Churriana, y María de las Nieves, la de Sevilla, no había moza alguna en casa de Poenco. También pongo a Dios por testigo de que no nos detuvimos más que una hora y esto porque no nos llamaran descorteses y malos caballeros.

Eran María Encarnación llamada la Churriana y Pepilla la Poenca, a quien nombraban así por ser sobrina del Sr. Poenco. ¡Endinote! exclamó una corriendo ligerísima hacia mi amigo . ¿Cómo tanto tiempo sin verte? ¿No sabías que esta probe se estaba muriendo? Miloro está encalabrinao por aquí dentro, y ya no quiere nada con la gente de la Viña. Amable canalla dijo el inglés , sentaos.

La Vega de Granada es literalmente un mar de verdura, en cuyo fondo resaltan numerosas poblaciones, alcanzándose á distinguir entre otras Santafé, las dos Gávias, Churriana, Almilla y Alendin.

En vista de estas y de otras reflexiones, y de no pocos indicios y pruebas que vinieron después, el pobre Mutileder tuvo al fin que abrir los ojos, y que reconocer que Echeloría se había dejado querer, y hasta que pagaba a Salomón su cariño, queriéndole y siendo infiel y perjura a su Mutileder y a los juramentos hechos en Aratispi y en Churriana.

Ella seguía con la casa de comercio de su marido, bajo la razón insocial de la viuda Chemed. En aquella ocasión volvía de solazarse de una quinta que tenía en Churriana. Seis atezados etíopes la llevaban en silla de manos, y dos escuderos, una dueña y cuatro pajecillos egipcios la acompañaban también para más autoridad y decoro.

¡Desgraciado preceptor!... No olvide usted, amiguito, que esta noche hemos de ir a casa de Poenco. ; a olvidarme iba. Las carnes me tiemblan ya del gusto. ¿Dices que va Pepilla la Poenca? Y toda la flor de la majeza. Me parece que no ha de llegar el momento en que mi señora mamá cierre los ojos. Aguardo en Puerta de Tierra. Puerta del Cielo debía llamarse. ¿Irá también la Churriana? También.

A pesar de todo, fuerza es confesar que en verano hacía entonces en Aratispi un calor de todos los demonios. Echeloría quiso, con razón, tomar algunos baños de mar, y su padre la llevó a un puerto muy bonito, cerca de Málaga, que D. Juan Fresco y yo calculamos que debió de ser Churriana. Naturalmente Mutileder fue a Churriana también, acompañando a su futura.