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Actualizado: 28 de junio de 2025


De repente, D. José se levantó de su asiento y salió de estampía, entre la risa y chacota de toda la partida. Maxi quiso salir detrás; pero Refugio le tiró de los faldones y le hizo sentar a su lado: «Déjalo , ¿qué te importa?». Y apareció el tumulto, por la entrada de otros Pepes; y el amo del café, que también era algo José, repartió puros y ron con marrasquino.

Si me hubiese dado calabazas..., nada..., hubiésemos quedado tan amigos; pero el pregonar mis cartas y el consentir que se haga chacota de ellas no lo olvidaré en mi vida... La saludaré cortésmente, la dirigiré la palabra con respeto; pero ser su amigo, ¡nunca! Entendí que tenía razón y no quise insistir. Aquella noche tampoco fui a casa de Anguita.

Las cuadrillas se bailaban, con una seriedad rígida, casi británica; el vals no dejaba nada que desear por su corrección: la mazurka era de un remeneo de ancas de dudosa moderación, y por último la habanera algo alarmante como chacota de articulaciones.

»Así, he decidido, hermano mío, que todos mis bienes vayan a los pobres cuando mi alma abandone su envoltura carnal. Por eso, Amaury, soy tan chancera y jovial; riendo, me eximo de pensar y tomo a chacota lo que de otro modo me pondría triste y de mal humor. »Pero dejemos a un lado ideas tan poco alegres y hablemos de Felipe Auvray. »Esto que es ya otra cosa.

Con mis títulos de hombre civilizado, fué muchas veces objeto de risas y chacota entre los mismos que tan lejos están de mis luces y de mi educación; y salvas las distancias, sucedíame lo que al poeta de las incultas regiones del Ponto-Euxino. Como él exclamé en mis adentros, más de dos veces: Bárbarus hìc ego sum, quia non intelligor ulli.

Nos parecemos mucho, don Francisco; yo soy deforme y vos lo sois también, aunque menos; vos lloráis riendo, y yo río rabiando; vos os mostráis contento con lo que sois, y queréis ser lo que ninguno se ha atrevido á pensar; yo llevo con la risa en los labios mi botarga y siempre alegre sacudo mis cascabeles, y si pudiera convertirme en basilisco, mataría con los ojos á más de uno de los que me llaman por mucho favor loco... ¡Ah! ¡ah! ¡ah! yo, estruendo y chacota del alcázar, llevo conmigo un veneno mortal, como vos en vuestras sátiras regocijadas ocultáis el veneno de un millón de víboras; sois licenciado y poeta y esgrimidor, y aun muchas cosas más.

Se hizo chacota de Julián, y, en penitencia de su torpeza, se le condenó a asistir inmediatamente, cansado y todo, a la espera de las liebres. La luna de aquella noche de diciembre semejaba disco de plata bruñida colgado de una cúpula de cristal azul oscuro; el cielo se ensanchaba y se elevaba por virtud de la serenidad y transparencia casi boreales de la atmósfera.

Pero no puede ser de otra manera. Dios me perdonará mi crimen. ¡Todo antes de ser chacota de la gente y presenciar la befa de mi honor! Pronto anochecerá. Me parece un juez de hierro que me condena sin permitirme defensa ni apelación. JOAQUÍN. Adelante. DON JOS

Aprovechando cierto diccionario curioso que uno de los socios del Camarote poseía, trituraban sin piedad lo mismo los artículos que las «novelas a la mano» del Faro. No sería ciertamente en su famosa historia, contada por Cervantes. Si empleaba la palabra «gubernamental», o «banal», o la frase «tener lugar», ¡qué carcajadas las del Joven Sarriense! ¡qué chacota! ¡qué desprecio!

El profesor León adquirió entre nosotros en aquel mismo punto un maravilloso prestigio, se levantó ante nuestros ojos con talla colosal y no poco se arrepintieron algunos de haberle denigrado apodándole el Camello y haciendo chacota de su levita.

Palabra del Dia

rigoleto

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