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Actualizado: 12 de octubre de 2025


Recordaba Ana, como si acabara de oírlas, frases de su padre y de aquellos señores: «el clero corrompía las conciencias, el clérigo era como los demás, el celibato eclesiástico era una careta». Todo esto que había oído sin entenderlo volvía a su memoria con sentido claro, preciso, y como otras tantas lecciones de la experiencia.... ¡Querían corromperla!

El amor al estudio y a las artes hace descontentas o satisfechas, según que el celibato proviene de la libre elección o del encadenamiento de las circunstancias. Estas, según sus tendencias personales, se vuelven entonces resignadas, si son de humor acomodaticio, o sublevadas si pertenecen a la categoría de las violentas. La misma observación respecto de la falta de salud.

El espíritu caballeresco, basado en el amor, debía ser hostil al celibato, y todas sus adoraciones y homenajes se dirigían a aquellas que, lejos de estar armadas contra los sentimientos tiernos, sabían animarlos graciosamente. La caballería, a pesar de la aureola con que ha llegado hasta nosotros, no se alimentaba exclusivamente de flores azules cogidas en el país del ideal.

Haber amado a una mujer, como mi padre amó a mi madre; tener hijos, como los tuvieron apóstoles y santos. ¿Y qué? El celibato eclesiástico es una invención de los hombres, un detalle de disciplina acordado en los concilios; pero la carne y sus exigencias son anteriores en muchísimos siglos: datan del Paraíso.

Esto es hablar para no decir nada dije a Genoveva, devolviéndole la carta. No replicó la de Ribert, es el lenguaje de un amable egoísta... La belleza y la bondad del celibato son la eterna canción de los que rehuyen las cargas de una familia. Se pueden encontrar mejores razones... Empiezo la otra exclamó Genoveva. No nos detengamos en el egoísmo. «X. Y. Z. a la señora...

A propósito de la vida interior y del alma no comprendida, el orador encontró el medio de llegar a decir que ésta era con frecuencia la resultante de un estado no comprendido: el celibato. El sombrero de la abuela no se movió, pero, delante de , una porción de plumas, opinaron con una elocuente unanimidad en pro de tan deliciosa explicación.

¿Y el señor Desmaroy, le autoriza a usted igualmente? preguntó el cura con tono bastante irónico. Se lo ruego a usted, señor cura, dejemos al señor Desmaroy en paz por ahora, y hasta pasado mañana imploré más con la mirada que con la palabra. Hoy me propongo aumentar mi ciencia del celibato y cuento con usted para ayudarme, ya que ha venido.

Pobre Celestina... ¿En qué consiste que el cerebro llega a estrecharse hasta ese punto? No creo que el de Celestina haya tenido nunca una amplitud notable... Lo admito, en cuanto a Celestina. Pero ¿crees que es una excepción? No, hija mía. Ese es uno de los escollos del celibato, pues, en mi concepto, hay más peligro de mezquindad en la mujer que vive sola que en la que tiene marido e hijos.

Los predicadores tronaban en el púlpito contra el entristecedor espectáculo del celibato involuntario, y uno de ellos llegó a decir que las hijas solteras que se quedan en el mundo son en él objeto de escándalo y un obstáculo a las buenas costumbres. ¿Cómo, después de esto, atreverse a permanecer solterona?

No comprendo dijo la Fontane, el horror que usted manifiesta por el celibato... Eso estaba bien en otro tiempo, pero hoy le aseguro a usted que está bien visto el quedarse soltera. No, amiga mía respondió vivamente la abuela. Eso es inadmisible.

Palabra del Dia

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