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Actualizado: 1 de junio de 2025
Quizá, por falta de antecedentes, no estuviera Tirso en situación de apreciar todo esto; pero alcanzó lo bastante para convencerse de que, ni Leocadia estaba verdaderamente enamorada, ni desecharía por Millán lo que el desvergonzado lenguaje de la codicia llama una proporción; lo cual le autorizaba a imaginar que, si la madre había cedido por docilidad, la vanidad y el amor propio serían buenos medios para subyugar a la hija.
Pero a nuestro parecer, la nota más alta y original de su obra son, precisamente, estos cuentos, que constituyen la cristalización literaria en el sentido stendhaliano, de la California de los tiempos heroicos, de la tierra del oro, de la sangre y de las aventuras, que afortunadamente para la civilización pero quizá no para el arte, ha cedido ante otra California bucólica, comercial, donde se vive tan bien como en todas partes, y que el corte del istmo de Panamá acercará a Europa de unos veinte días.
Se suponía que había inspirado pasiones frenéticas, tercas, profundas y duraderas, y que ella, o había permanecido insensible, o había cedido por un instante a una efímera simpatía, a una alucinación momentánea que antes de dominar su corazón se había desvanecido como sueño. Si había levantado algún ídolo en el altar de su mente, le había derrocado en seguida.
Poseía en grado heroico la virtud de la obediencia y verdaderamente que á las grandes pruebas que en ella tuvo, hubiera cedido otra menos rendida voluntad: ver delante de sí gran número de infieles que le pedían el santo bautismo, y por obediencia contener su ardientísimo celo en no administrársele, ser convidado á fundar nuevas Reducciones; de que resultaban grande provecho á las almas, y á Dios tanta gloria, y á una insinuación del Superior no moverse del lugar que le estaba señalado; retirarse de improviso de los lugares en que tenía copiosa mies de almas, fueron las ocasiones que tuvo este santo varón en que hacer ostentación de su heroica obediencia; sujetando y rindiendo su misma voluntad y aun su juicio.
Anoche doña Catalina me dió una carta de la duquesa de Gandía para su padre, y su excelencia quiso atraerme á su partido creyéndome su enemigo. Se os presentó, pues, una buena ocasión de ceder. Si hubiera cedido, el duque hubiera desconfiado de mí. Vuestros hechos le hubieran convencido. Pues ved ahí, señora: de tal modo hablé con el duque, que hoy me cree más enemigo suyo que ayer.
Ya lo oyes, Pedro... La condesa no necesita tu vida por ahora... Puedes marcharte sin temor. Pedro comprendió que tenía razón; pero no hubiera cedido á no encontrarse con los ojos suplicantes de su amada. Al fin, posando los suyos sobre ella, y envolviéndola en una mirada grave y tierna, le dijo con acento enérgico: Hasta luego.
Cuando el francés las sepa, verá usted qué contento se pone... Que en todas las ciudades se han nombrado o se van a nombrar Juntas, las cuales no harán caso de lo que se mande en Bayona, sino que... Pero si Fernando VII no es ya rey de España, porque ha cedido sus derechos al Emperador, lo mismo que Carlos IV. ¿Qué son esas Juntas más que cuadrillas de insurgentes?
Dos minutos después, subiendo al carruaje, interrogó ansiosamente a la sirvienta de las Aliaga. Esta la informó. Laura estaba en cama, muy enferma, y los médicos no lograban ponerse de acuerdo en las consultas; sin embargo, la fiebre, desde el día anterior, sin que nadie lo esperase, había cedido.
Muy bien sabían aquellos excelentes ancianos que, según las prácticas usuales, y, respecto de algunos de ellos en razón de su falta de aptitud para los negocios, deberían haber cedido sus puestos á hombres más jóvenes, de distinto credo político, y más adecuados para el servicio de nuestro Gobierno. Yo también lo sabía, pero no pude resolverme á proceder de acuerdo con ese conocimiento.
Las ciudades se quejan de los tributos, del abuso de los empleos; piensan acusarnos de inteligencias con los ingleses... y la reina... ¡La reina! Se ha propuesto dar con vos en tierra. Sin embargo, yo... he cedido. Habéis cedido tarde... después de haberla insultado. Yo volveré á reducir á su majestad al estado á que estaba reducida. Y yo os ayudaré... yo diré al rey...
Palabra del Dia
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