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Actualizado: 7 de mayo de 2025
Favorecidos y estimados en tanto que las armas de los Turcos le tuvieron casi oprimido, y temió su perdicion y ruina; pero despues que por el esfuerzo de los nuestros quedó libre de ellas, mal tratados y perseguidos con gran crueldad y fiereza bárbara; de que nació la obligacion natural de mirar por su defensa y conservacion, y la causa de volver sus fuerzas invencibles contra los mismos Griegos, y su Príncipe Andronico; las cuales fueron tan formidables, que causaron temor y asombro á los mayores Príncipes de Asia y Europa, perdicion y total ruina á muchas naciones y Provincias, y admiracion á todo el mundo.
Al pintar los sufrimientos que el pecado origina, abandonó el camino trillado de hablar de las penas materiales del infierno, y sólo describió los padecimientos espirituales, las congojas y las angustias que el alma siente cuando se ve privada por su culpa del amor del Creador; pero los pintó con tan sombríos colores y con tal fuerza de expresión, que aquel padecer infinito, aquella soledad profunda, aquel silencio y obscuridad causaron más efecto en la fantasía del concurso que el fuego y las culebras de costumbre.
Todo fue tan instantáneo que la Princesa apenas tuvo tiempo de ver al pájaro, pero su atrevimiento y su hermosura le causaron la más extraña impresión. Pocos días después, la Princesa, para distraer sus melancolías, tejía una danza con sus doncellas, en presencia de los Príncipes. Estaban todos en los jardines y la miraban embelesados.
Andrés y tía Pepilla vivieron todavía mucho tiempo tranquilos y contentos. Tuve la dicha de cerrarles los ojos, y les dí cristiana sepultura junto a la tumba de mis padres. En cuanto a mí.... No me he casado, y vivo muy feliz, gozando del fruto de mi trabajo. En él encontré consuelo y fortaleza. El trabajo productivo me apartó de aquellos idealismos románticos que me causaron tantas amarguras.
Después de esperar en vano la pregunta, Andrés dijo en voz más baja, donde se traslucía la fuerza del capricho: Si vengo es por ti, exclusivamente por ti. La pastora soltó una carcajada de burla para disimular la emoción placentera que estas palabras le causaron. El rubor subió a sus mejillas. Y cuando no viene usted, ¿por qué es? También por ti. ¿Sabe usted que tiene gracia eso?
En 1839 tenía Sevilla mil faroles de un nuevo sistema inaugurado en 13 de Agosto de 1836, faroles de reverbero que causaron no poca admiración del pueblo.
De aquella escena de destrucción solo quedan algunos restos de la iglesia. También, son fechas memorables en los fastos nefandos de Tiui las de 1857, 1808 y 1849. El cólera y las viruelas causaron en esos años horribles estragos.
Maltrataba a su espíritu con gran valor, sofocaba en él toda aspiración, todo deseo que le pareciese pecaminoso, lo humillaba siempre que quería; pero temía al dolor físico como la más sensible damisela: de ello se acusaba al confesor y se dolía en sus largas y fervorosas oraciones. Por eso las ásperas penitencias de la joven le causaron una admiración ilimitada.
Como tenía la conciencia de mi formalidad, estas burlas más bien me causaron orgullo que pena. Recorrí luego la muralla y conté todos los barcos fondeados a la vista. Hablé con cuantos marineros hallé al paso, diciéndoles que yo también iba a la escuadra, y preguntándoles con tono muy enfático si había recalado la escuadra de Nelson. Después les dije que Mr.
Pero, a decir lo cierto, no me causaron extrañeza ni las palabras de Angelina, ni el tono de su carta. Desde los primeros días, cuando mi cariño era todavía un misterio para la doncella, pude observar mil veces que nunca le fueron gratos los elogios de mi tía para la gallarda señorita.
Palabra del Dia
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