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Actualizado: 31 de mayo de 2025


Primero se rió mucho, después todo su empeño era abrazar a D. José y llamarle su amigo. Relimpio, por el contrario, más se enfurecía a cada instante. Los otros le incitaban, y sabe Dios cómo habría concluido el lance si el catalán, que brindaba a cada momento, no diera de improviso con la mole de su cuerpo en tierra.

Con este gobierno se entretuvieron algun tiempo en Casandria, á donde tuvieron Embaxadores del Conde de Breña, que sucedió en el Ducado de Athenas por la muerte de su Duque, ultimo descendiente de Boemundo, que por faltarle sucesion dexó su Estado al Conde su primo hermano. Traxo esta embaxada Roger Deslau, caballero Catalan, natural de Rossellon, que servia al Conde.

Una marquesa con dejo gallego o catalán, andaluz o madrileño, les resultaba inadmisible, como si las marquesas no nacieran en ninguna parte. Y la pobrecita muda no podría romper a hablar hasta que hubiera desnaturalizado su voz por completo y lograra expresarse como un fonógrafo. Mientras tanto, su madre le cuidaba el acento lo mismo que pudiera cuidarle una enfermedad del hígado.

Hacía que bostezaba, adrede, sin tener gana, por mostrar los dientes y hacer cruces en la boca. Al fin, toda la casa tenía ya tan manoseada que enfadaba ya a sus mismos padres. Hospedáronme muy bien en su casa, porque tenían trato de alquilarla, con muy buena ropa, a tres moradores: fui el uno yo, el otro un portugués, y un catalán. Hiciéronme muy buena acogida.

Bislig. Fuera de los terrenos próximos á la costa, que son algo llanos, esta Comandancia está formada de una serie de montes que se desvían de la cordillera que corre de N. á S. desde Surigao al monte Catalan. Desde el monte Catalan parte una sierra, que dirigiéndose al O. separa esta Comandancia y sirve de límite á los distritos de Davao y Surigao.

Un marino catalán, Jaime Ferrer, avanzando en el Mar Tenebroso, llegó a Río de Oro, cinco grados más al Sur del cabo Non, que los portugueses, ochenta y seis años después, creyeron ser los primeros en haberlo doblado.

Mientras tanto D. Nemesio permanecía en su celda, entregado, quizá, a severas penitencias, por el pecado de haber ocasionado tan cruel disgusto a nuestro compañero de viaje. Porque fue él quien tuvo la culpa de dejar al jefe de Jabalquinto el sombrero y las botas del juez catalán. Les juro a ustedes que yo solo nunca me hubiera atrevido.

El final de la historia fué que José Márquez pasó á galeras, que el sastre catalán perdonó algunos días después á su amable costilla haciéndola que entrara en un convento; pero Manuela Tablante, que era mujer de empuje, escapó del convento y vivió suelta muchos años en toda libertad para entregarse á mil amoríos en la ciudad, por los que se hizo famosa.

En su casa, lo primero que veía al despertar era un edificio catalán, rico y monstruoso, semejante á los palacios que dibujan los hipnotizados en sus ensueños: una amalgama de flores persas, columnas góticas, troncos de árboles con cuadrúpedos, reptiles y caracoles entre follajes de cemento.

Procuré ver las cartas asomándome por encima de los hombros, y lo primero que observé, ¡caso chistoso!, fue al famoso Llagostera, mi compañero de fonda, aquel catalán eterno detractor de la holgazanería andaluza, con la baraja entre las manos tirando un entrés. Si hubiera visto al arzobispo en persona en aquella forma, no me hubiese sorprendido más.

Palabra del Dia

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