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Actualizado: 30 de abril de 2025
Mientras tanto yo envidiaba al catalán que, enteramente cubierto por la manta, no rebullía. Pero como no es posible la felicidad en este mundo, cuando yo estaba pensando en ella, apareció el revisor y le despertó exigiéndole el billete. Se levantó de muy mal humor, por no variar. Llegamos a la estación de Baeza, donde el catalán se bajó del coche. Don Nemesio y yo permanecimos en él.
En el claustro halló Gracián al Padre Francisco Sauri, buen sujeto, catalán, ministro y procurador del seminario. Tenía 39 años y llevaba ya 17 de Compañía. Su celo por el esplendor de la casa era extraordinario. Refiriole Gracián lo que había oído cantar en la puerta, y Sauri le dijo que aquel día había recibido el rector diferentes avisos misteriosos, unos amenazando, otros recomendando precauciones. El profesor de
Cuatro son las principales cordilleras de Mindanao, según los autores que se han ocupado de estudiar el Archipiélago filipino. La segunda corre de N. á S., desde la sierra de Surigao hasta el monte «Catalan», terminando en el cabo San Agustín. Se encuentra interrumpida como la anterior por la cuenca de Butuan.
Pues hombre, si usted se ha inventado la medicina, ¿cómo quiere usted que yo me haya curado con ella? dijo el catalán. Es que yo puedo facilitárselos cuando usted quiera. Muchas gracias; no soy amigo de drogas. ¿Drogas? Mis polvos no son drogas, señor mío; están hechos exclusivamente con vegetales. El catalán le miró fijamente, y después volvió la vista a mí, haciendo una mueca expresiva.
Pero Colón añadía tristemente el catalán descubrió las Indias, dando un golpe de muerte á la riqueza marítima del Mediterráneo. Además, Aragón y Castilla se juntaron, y la vida y el poder fueron contrayéndose al centro de la Península, lejos de todo mar. De ser Barcelona la capital de España, ésta habría conservado la dominación mediterránea.
Estos mercaderes sólo interrumpían sus críticas para oír con religioso silencio la música de Wágner golpeada en el piano por las niñas de la familia. Un amigo con voz de tenor cantaba Lohengrin en catalán. El entusiasmo hacía rugir á los más exaltados: «¡El himno... el himno!» No era posible equivocarse. Para ellos sólo existía un himno.
El hijo del pacífico burgués catalán se había alistado en un batallón de la Legión extranjera, compuesto en gran parte de españoles é hispanoamericanos. Blanes rogó al capitán que viese á su hijo.
En el teatro les vereis aplaudir con entusiasmo, aunque no siempre con criterio; en el baile, cordiales y contentos; en la mesa expansivos; en el carnaval hechos locos y muy espirituales en sus sátiras y disfraces. Donde mas se revela el espíritu de asociacion del Catalan es en el casino ó el café. El catalan no se resigna jamas al aislamiento.
Cuando sonó el pito del jefe y la máquina contestó con un formidable resoplido, D. Nemesio, presa de indescriptible ansiedad, asomó su calva venerable por la ventanilla gritando: ¡Puig! ¡Puig!... Mozo, mire usted si en el retrete hay un caballero catalán... El mozo se encogió de hombros con indiferencia.
Ahora, con el entusiasmo del champán, se llevan a los labios las banderitas que tienen ante los platos y ponen los ojos en blanco gritando: «Americain! Americain!...» En la mesa siguiente está Martorell, aquel muchacho con lentes y bigote rubio: un catalán, del que creo haberle hablado.
Palabra del Dia
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