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Actualizado: 13 de junio de 2025


La carretera perdíase de vista, flanqueada a un lado por la tapia interminable de la Casa de Campo y al otro por las colinas, en cuyos surcos comenzaba a surgir la cabellera de una cebada triste, pisada con frecuencia por los transeúntes. Siguió Maltrana una senda que conducía a una casucha en lo más alto de un montecillo.

El Confianza se deslizaba como una exhalación por la rápida pendiente; la rueda apenas batía las aguas y volábamos sobre ellas; mientras allá arriba, en la casucha del timonel, seis manos robustas mantenían la dirección del barco.

Cuando llegaron a la casucha del barrio de la Feria iba tras el carruaje un inmenso grupo, a modo de manifestación popular, dando vítores que hacían salir las gentes a las puertas. La noticia del triunfo había llegado allí antes que el diestro, y los vecinos corrían para verle de cerca y estrechar su mano. La señora Angustias y su hija estaban en la puerta de la casa.

Saliendo de San-Pedro, se camina hácia el este como una legua de llanuras hasta pasar por un puente el arroyo de Tamucu, no léjos del cual se encuentra el puerto en un bañado bastante grande, sobre cuyos bordes aparece la casucha del guarda: se andan todavía tres cuartos de legua, cruzando por este bañado hasta que se presenta el Mamoré, el cual se costea hasta la embocadura del rio Tijamuchi, situado sobre la ribera izquierda.

En el techo de esta sección, la cámara del capitán, con vista a todas direcciones, y arriba, allá en la cúspide, como un mangrullo de nuestra frontera, como un nido en la copa de un álamo, la casucha del timonel, donde el práctico, fijos los ojos en las aguas, para adivinar el fondo de sus arrugas, dirige el barco y tiene en sus manos la suerte de los que van dentro.

Sebastiana, que se había incorporado para verle mejor, creyó que murmuraba con expresión alegre: En vez de una, van á ser dos. Pero tampoco estaba segura de haber oído esto exactamente, y al fin se retiró á la casucha del corral, donde tenía su camastro, algo decepcionada por el insignificante resultado de su acecho.

En el barrio de las Carolinas, más allá de Tetuán, albergue de las gentes de la busca, tenía a su abuela, la señora Eusebia, conocida por la Mariposa, una de las traperas más antiguas. Maltrana iba a verla en su casucha de ladrillos, que pasaba por ser el mejor edificio del barrio, y eso que el joven podía tocar con las manos su alero de tejas viejas.

Verdad que a todas estas reformas le estimulaba la competencia desastrosa que le hacía Poca Ropa, el cual tenía su instituto en la calle del Reloj, al otro extremo de la villa. ¿Qué escándalo es éste? gritó don Roque con voz estentórea acercándose a la inmunda casucha. Tres o cuatro muchachos que había en la calle huyeron como pajarillos a la vista del gavilán. Pero quedaban las palomas.

Se hallaban delante de una casucha solitaria, sobre cuya puerta tremolaba una banderita blanca y encarnada, dando testimonio de que allí se rendía culto a Baco. No tomo nada, pero bajaré a acompañarle a usted. Me está lastimando el diablo de la silla. No perderá usted el tiempo dijo Celesto acercándose a tenerle el estribo y bajando cuanto pudo la voz.

Así terminó nuestro amor dijo Isidro después de larga pausa, levantando la frente de entre las manos . Así terminó, porque éramos pobres... Me quedó un hijo, y la primera vez que lo tuve entre mis brazos, en una casucha de las afueras de Madrid, creí nacer de nuevo, pero más fuerte, con una voluntad que nunca había sospechado... El pobre rollo de manteca, con sus ojitos como dos punzadas, me hizo sentir la impresión de una fuerza misteriosa que me insensibilizaba interiormente.

Palabra del Dia

cabalgaría

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