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Allí, replegada en un rincón, medio desnuda, temblando de frío, había una mujer. Una joven con los cabellos canos... Una ruina como yo... Sin embargo, mis ojos vieron su hermosura... aquella mujer debió tener los cabellos negros y brillantes, y los ojos negros y llenos del fuego del amor. La miré, me miró, se arrancó de su rincón, y se vino a asir los hierros de su jaula.

Describía el viaje por las entrañas lóbregas del buque, su descenso al infierno... de nieve, llevando como virgiliano guía a su amigo don Carmelo. Escaleras mojadas y resbaladizas; paredes que lagrimeaban; luces eléctricas veladas y mortecinas bajo el halo irisado de la humedad; gruesos caños conductores del frío a lo largo de los muros.

Eso, mi señor don Alejandro, puede ser, y usted perdone, una huida, como otra cualquiera, del terreno, y desde luego no es exacto; y además, como argumento, es aquí muy sospechoso. ¡Vaya usted echando canela! Porque la hay a mano. Y a la prueba: me ve usted con esta facha algo quijotesca, un si es no es acartonado, con el pelo y los bigotes grises... Canos.

Treparán cautelosamente hasta lo alto de su pecho, pues han observado que usted duerme de espaldas; pegarán su oído á la curva de su tronco, para guiarse por las palpitaciones del corazón, y cuando sientan bajo sus pies estos latidos, cinco ó seis de ellos empuñarán una barra enorme de acero terriblemente aguzada, clavándola todos á un tiempo en su carne, hasta que le traspasen el corazón y salten en torno de su arma caños de sangre.

Y mandó que luego otro dia, que cada uno de los del Cuzco, como le habia cabido la suerte de las tierras, saliesen á las aderezar y reparar y hacer sus caños y regaderas, todo lo cual fuese reparado y hecho de piedra de cantería, porque fuese el tal edificio de tal manera hecho, que para perpétuamente durase, mandándoles que pusiesen sus linderos y mojones altos, de tal manera hechos, que nunca se perdiesen, debajo de los cuales mojones y de cada uno dellos fuese puesta cierta carga de carbon, diciendo, que si en algun tiempo se cayese el mojon, que por el carbon que allí se hallase conocerian los linderos de las tales tierras.

Como que me recuerdas al difunto padre Bernardo, que fué un tiempo capellán de la Guardia Blanca y que era un ángel con verrugas y cabellos canos. Por cierto que en la batalla de Brignais lo atravesó con su pica un soldado tudesco al servicio del rey de Francia, sacrilegio por el cual obtuvimos que el Papa de Avignón excomulgara al matador.

Aproximándose más á este hombre se notaba: primero, que tenía cincuenta y más años; segundo, que tenía los cabellos mitad canos, mitad rubio panocha; tercero, que su fisonomía marcaba á un tiempo el recelo, la avaricia y la astucia; cuarto, que á pesar de todo esto, había en aquel semblante esa expresión indudable que revela al hombre de bien; quinto, que era rígido, minucioso é intransigible con las faltas de sus dependientes en el desempeño de su oficio; sexto y último, que emanaba de él cierta conciencia de potestad, de valimiento, de fuerza, que le daba todo el aspecto de un personaje sui generis.

Los dos extremos de la nave soltaban por sus caños la mugre líquida del populacho. Al chorro de agua cargada de cenizas y polvo de carbón que arrojaban en el mar los purgadores de las calderas, uníanse dos arroyos de líquido jabonoso y negruzco expelidos por la proa y la popa. Velaban con interés egoísta los de la comisaría por la salud y la limpieza del rebaño humano.

El pelo y el bigote canos; las arrugas, cierta tendencia a dejar caer sobre el pecho la cabeza, y, sobre todo, la mirada débil, como cansada de ver las cosas de este mundo, permitían suponer que tenía más de los sesenta.

Este, de pie, con su barba plateada y levemente ondulosa como la de los ermitaños de tragedia, con su calva central guarnecida de abundantes mechones canos, con su alta estatura, un tanto encorvada ya, se le figuraba la ancianidad clásica, adornada de sus atributos, coronando la cima de los tiempos. Y el patriarca, a su vez, creía ver en aquella buena moza el viviente símbolo del pueblo joven.