United States or Zimbabwe ? Vote for the TOP Country of the Week !


Me alegro, hombre, me alegro... A ver, toma, cógele... Bien que no puedes, porque estás ocupada... , Chisco, cógele ese candelero que trae en la mano... Vaya añadió mirando alternativamente al Cura y al hombrón del otro banco , aquí le tenéis ya: éste es mi sobrino Marcelo, el hijo de mi difunto hermano Juan Antonio. ¿Eh? ¿Qué tal? ¿Qué hay que pedirle en estampa ni en ropaje?... Mira me dijo a , estos señores vienen a visitarte...

Tía Carmen arrimó la mesita, en la cual, en un candelero de latón, ardía con luz rojiza una vela de sebo. Como no me viese a su gusto, insistió impaciente: Obedeciéronla. Me senté a su lado. Andrés y tía Pepa permanecían de pie delante de nosotros. Desde la puerta, que daba paso a las habitaciones interiores, la joven nos veía.

8 Y extenderán sobre ella el paño de carmesí colorado, y lo cubrirán con la cubierta de pieles de tejones; y le pondrán sus varas. 9 Y tomarán el paño cárdeno, y cubrirán el candelero de la luminaria; y sus candilejas, y sus despabiladeras, y sus platillos, y todos sus vasos del aceite con que se sirve;

Y al compás de la azotaina exclamaba con acento rabioso: ¡Esta por la gofetá que me diste el sábado! ¡Esta otra también!...¡Esta por el candelero que me tiraste a la cabesa el lune!... ¡Esta por la palisa que me has dao el día de Nuestra Señora! ¡Esta también!... ¡Y esta!... ¡Y esta!... ¡Esta por lechonaso!... ¡Esta por sinvergüensa!

Mi picaresca conductora iba delante y al subir la escalera me dijo: No hay remedio; el pelo de usted es de un color que no le gusta a Juan. ¿Prefiere quizás el tuyo, eh? ¡Oh! quiero decir en un hombre replicó coquetonamente. Vamos a ver dije asiendo el candelero que tenía ella en la mano; ¿qué importa que un hombre tenga el pelo de tal o cual color?

12 el arca, y sus varas, la cubierta, y el velo de la tienda; 13 la mesa, y sus varas, y todos sus vasos, y el pan de la proposición. 14 El candelero de la luminaria, y sus vasos, y sus candilejas, y el aceite para la luminaria; 15 y el altar del incienso, y sus varas, y el aceite de la unción, y el incienso aromático, y la cortina de la puerta, para la entrada del tabernáculo.

25 y harás de ello el aceite de la santa unción, superior ungüento, obra de perfumador, el cual será el aceite de la santa unción. 26 Con él ungirás el tabernáculo del testimonio, y el arca del testimonio, 27 y la mesa, y todos sus vasos, y el candelero, y todos sus vasos, y el altar del incienso, 28 y el altar del holocausto, todos sus vasos, y la fuente y su basa.

Roussel, en camisa y con el candelero en la mano, se sintió presa de un súbito enternecimiento, y aun á riesgo de coger un resfriado, permaneció contemplando al huérfano. La luz, hiriendo los ojos de Mauricio, le despertó.

Su Majestad se había incorporado en el lecho. Aún tenía puesta la venda. El general avanzó lentamente, con respeto y cortedad. Extendió la mano con el candelero. La luz iluminó de lleno el semblante de D. Carlos, en el cual no resplandecía ningún destello ni aun chispa leve de inteligencia. Zumalacárregui dijo con voz ahogada por la emoción: «Señor»: y se inclinó. Parecía un pino que se dobla.

Aquella sesión de barbilampiños, en que se exponían las más peregrinas teorías económicas, con la gravedad de padre de la patria, y se barajaban los millones de pesos como simples naipes, ofrecía especial interés; había empleadillo de tres al cuarto, que hablaba de hacer una operación de muchos miles, y niño apenas destetado, que decía con arrogancia que el Banco acababa de otorgarle fuerte suma con su sola firma; el hermano de alguien que estaba en el candelero, pellizcándose el bozo incipiente, brindaba su poderosa influencia, y un rabonero recalcitrante, sin más haber que las dádivas de su papá, se lamentaba de sus pérdidas en la última liquidación.