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Actualizado: 21 de junio de 2025


Consta también lo que se invirtió en platos, lebrillos, tinajas, cubiertos, manteleria, palillos, que supongo serían para los dientes, camas, «pichones para los halcones» y otros particulares que omito en gracia á la brevedad: diré á usted que fueron cuatro los cocineros cuyos nombres no figuran á quienes se pagaron 6.800 mrs. asi como á Juan de Vega ministril se le dieron 50 rspor lo que se ocupó en tocar á las oras de la comida y salidas del enuajadorPara hacer al ilustre huesped más agradable su estancia, hiciéronse fiestas de torneos y representaciones teatrales, como aparece de las siguientes partidas: «A Luis de Estrada, Representante de comedias, 200 reales en que con él se consertó los gastos que hizo para las ynbenciones y adereços necesarios para las fiestas del Torneo

Mesas derribadas, sillas desvencijadas, botines solitarios en medio del cuarto y en los rincones, sobre los revueltos lechos, los combatientes inertes, exhaustos. El cuarto diplomático había sido respetado, y ganamos nuestras camas con la sensación deliciosa del peligro evitado.

Isidora coloca las sillas con cierto orden, arregla las camas, quita el polvo. JOAQUÍN. Como quieras. El comer bien o el comer mal me es indiferente; pero, pues lo quieres, comamos bien, que nada se pierde en ello. No tengo un vestido decente que ponerme... ¿Pues y ? ¡Y a esto llaman vivir!... JOAQUÍN. La vida sin dinero es una enfermedad del cerebro, una fiebre galopante, una meningitis.

Salió, en esto, el Güésped en camisa, los pies en unas empanadas de Frenegal , cinchado con una faja de grana de polvo el estómago, y un candil de garabato en la mano, diciendo que se sosegasen; que aquel ruido no era de cuidado; que se volviesen a sus camas, que él pondría remedio en ello.

A este nombre se turbó la güéspeda, y dijo: -Señor, lo que en ello hay es que no tengo camas: si es que su merced del señor oidor la trae, que debe de traer, entre en buen hora, que yo y mi marido nos saldremos de nuestro aposento por acomodar a su merced. -Sea en buen hora -dijo el escudero.

Libro Primero: Capítulo IV: De la convalecencia y ida a estudiar a Alcalá de Henares. Entramos en casa de don Alonso y echáronnos en dos camas con mucho tiento, porque no se nos desparramasen los huesos de puro roídos de la hambre.

Más tarde su carácter se hizo irónico. ¿Ustedes son peladas? preguntaba riendo a las hermanas. Y las amenazaba con arrancarles la toca. Un día sugirió a dos compañeras la curiosidad de saber si efectivamente eran las monjas peladas. En el vasto dormitorio común, separaba las camas de las colegialas un cortinado que les hacía como estrechas celdillas.

Después de la victoria alcanzada, hubiéramos sido muy felices teniendo aquí a mi hijo, y recibiendo a la prometida esposa que con mis primas debe de llegar aquí esta noche... ¿No ha llegado? Cuide usted, D. Paco, de que nada les falte. ¿Está todo preparado, las camas, la cena, las habitaciones? Niñas, ¿qué hacéis ahí mano sobre mano?

Uno de ellos, cierto almacenista de camas que solía acercarse a la mesa de vez en cuando, se atrevió a decir respetuosamente: La verdad es que esa mujer, en mi pobre opinión, no le conviene a usted, señor Romadonga. ¡Ya lo creo que no me conviene! exclamó el seductor con furia. ¡Vaya una noticia que usted me da!

De ver era mirar como salian, Con mil disfraces hombres y las damas, Que aquel punto los indios se vestian, Los otros aun se estaban en sus camas. Algunas sus afeites se ponian, Sirviendo estaban mozas á sus amas, Y dejarlas huyendose á la calle A salen tras ellas de mal talle.

Palabra del Dia

rigoleto

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