Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 1 de julio de 2025


Se deslizaron los dos por el borde de la muralla, hasta enfilar una calleja. Ni guardia, ni centinela; no se veía ni se oía nada. El pueblo parecía muerto. ¿Qué pasará aquí? se dijo Martín. Se acercaron al otro extremo de la ciudad. El mismo silencio. Nadie. Indudablemente, los carlistas habían huído de Laguardia. Martín y Bautista adquirieron el convencimiento de que el pueblo estaba abandonado.

Ya les dará que hacer observó Carrascosa ¡Qué elocuencia! ¡Qué talento el de ese muchacho! Pues yo, señor don Gil manifestó Calleja, respetando la opinión de usted, para mi tan competente, diré...."

Si usted se echa á andar ahora, llegara allí pasao mañana por la noche. Con que no tenga usted prisa.... , señor, tengo prisa; y aunque esté lejos, he de ir en seguida ¿Quiere usted hacerme el favor de decirme por dónde debo ir? Miste: coge usted esta calleja arriba, siempre pa arriba ... pero yo la voy á llevar á usted.

«Podía salir de casa, ya era de noche, noche cerrada, ya habría poca gente por las calles, nadie le reconocería con aquel traje de cazador montañés; podía ir a esperar a don Álvaro a la calleja de Traslacerca, a la esquina por donde decía Petra que le había visto trepar una noche.

, señor. ¿En litera? , señor. ¿Por dónde va? Por aquella calleja se ha metido. Don Rodrigo tira adelante y yo detrás de él; henos aquí metidos en una aventura. Llovía... Aventura completa. Estaba obscuro. Mejor aventura. Paró la litera, y salió la dama. ¿Entróse dónde? Siguió adelante. ¡Con lluvia y de noche, tapada y sola! Sigue, hijo, sigue. Cantas que encanta.

Algunos vecinos se habían asomado; algunos transeúntes trabaron conversación con el venerable Tres Pesetas, y ya sea que un ebrio se distrae fácilmente, ya que les impusiera temor la actitud firme del militar, lo cierto es que los cuatro amigos de Calleja dejaron en paz á Elías, el cual, ayudado de su protector, se levantó como pudo y se puso el gorro que casi había perdido la forma bajo los pies del matutero.

Sed caballero y leal, y tened por seguro que aunque no volváis á verme vuestra fortuna ha de dar envidia á muchos. ¡Oh! ¡esperad! ¡esperad, señora! ¿No os he dejado una prenda? Pero... No puedo detenerme más. Adiós; impedid que ese hombre me siga. Adiós. Y la tapada tiró una calleja adelante. El bulto que estaba parado á alguna distancia, adelantó á buen paso.

Los cajones estaban abiertos y todo indicaba los preparativos de un viaje. Mauricio pensó "Está ya en el coche." Cogió su abrigo y un sombrero y bajó vivamente. Salió por la puertecilla, volvió la esquina de la calleja y no vió coche alguno. Supuso que el cochero, habría entendido mal y esperaría, acaso en el otro extremo de la calle, y corrió á cerciorarse. La callejuela estaba desierta.

Don Elías cruzaba la Carrera de San Jerónimo, cuando vió que hacia él venían unos cuantos hombres que reían y gritaban dando vivas á la Constitución y á Riego. Trató de evitar el encuentro, y tomó la otra acera; pero ellos pasaron también, y uno le detuvo. Eran cinco individuos, y de ellos tres, por lo menos, estaban completamente embriagados. Nuestro ya conocido Calleja les mandaba.

Pero sois cinco contra él, y él es un pobre señor indefenso. Eso mismo decía yo exclamó Calleja, con la misma risa de borracho. Poz que diga ¡viva el Rey constitucional! Lo dirá cuando se vea libre de vosotros. Yo respondo de que es un buen liberal y hombre de bien. ¡Si es un servilón! exclamó Chaleco. ¿Y qué queréis hacer con él? preguntó el militar.

Palabra del Dia

godella

Otros Mirando