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Cae una palabra de los labios de un perorador en un pequeño círculo, y un gran pueblo ansioso de palabras la recoge, la pasa de boca en boca, con la rapidez del golpe eléctrico un crecido número de máquinas vivientes la repite y la consagra, las más veces sin entenderla, y siempre sin calcular que una palabra sola es a veces palanca suficiente a levantar la muchedumbre, inflamar los ánimos y causar en las cosas una revolución.

Al bajar de los caballos sintieron, sin embargo, sensaciones no experimentadas y reveladoras por lo mismo de anormalidades, cuyas consecuencias no podían calcular: punzadas agudas en las plantas de los pies; temblor en las piernas; ardor en los ojos y resistencia en la ropa interior a desprenderse de algunas partes.

¡Es preciso no olvidar las impresiones de terror o de piedad que agitaron las entrañas de las mujeres romanas, durante el tiempo que llevaron en ellas a aquellos hombres! ¡Es preciso calcular cuan amargada sería por las lágrimas la leche de que mi madre misma me nutría, mientras la familia sufría un prolongado cautiverio del que sólo la muerte debía librarla, mientras el esposo adorado estaba sobre las gradas del cadalso y ella permanecía encerrada en su desierta casa, guardada por los feroces soldados que espiaban sus lágrimas considerando su cariño como un crimen e insultando su dolor!

No es posible calcular con la misma precision los trasportes por agua, por ser insuficientes los datos que nos han transmitido los navegadores del Bermejo.

Viniendo al hecho te diré que mi juicio sobre este héroe imaginario había sido para la brillante Eudoxia un motivo inagotable de ironías, mientras que el título de la novela excitaba cada vez más la curiosidad de Adela, y aunque bien convencido de que nada hay más pernicioso para la curiosidad de una joven cuya sensibilidad comienza a desarrollarse que la lectura de una obra de ese género, y sabes , además, que no entra en mi manera de ser calcular el efecto que podría producir sobre un alma ingenua y tierna ¡combinación cobarde y odiosa cuya sola idea me subleva! no he podido negarme a dejarle ese libro; ¡tanto es el poder que ejerce sobre mi voluntad el menor de sus deseos!

Los encargados del mayor bien son, con frecuencia, los que producen el mal mayor. El cura dijo esto con la voz algo temblorosa, casi sin calcular el alcance de lo que decía; en parte ávido de arrostrarlo todo por la engañada niña, y en parte temeroso de que su inexperiencia en los discreteos inutilizara su buen deseo.

De este modo es que podremos salir de la obscuridad de nuestra geografía interior; y si un canal que la naturaleza puso en el centro de mas de 50,000 leguas cuadradas, nos franquea paso á nuestras embarcaciones planas ó de vapor, ¿quien podrá calcular las riquezas que presentará á nuestros nuevos pobladores este descubrimiento?

Nazaria, que juntamente con la fiereza tenía la inocencia de la bestia cornúpeta a quien tan fácilmente engaña un vil trapo rojo, se calmó y sintió dolor muy vivo de haber ofendido a su gigante. Así procede siempre, pasando de salvajes cóleras a vergonzosas condescendencias, toda esa gente desalmada, ignorante y tan incapaz de calcular sus intereses como de refrenar sus pasiones.

Si las provincias de Cuyo y Córdoba no concurren con una expedicion formal á tan interesante plan, el estado argentino no debe desistir de su empresa á la dilatacion de su campaña, cuya riqueza no es fácil calcular: en consecuencia, despues de haber establecido la primera línea de frontera hasta Chascomus y el Cabo de San Andres, pasará al quinto año á establecer la segunda, fundando una buena guardia en Melinquè: luego se dirigirá á la Laguna de Salinas, cubriendo el frente del NO á la distancia de 80 leguas con las demas guardias, inclusa la del Monte, debiendo situarse la de Lujan como que quede en la misma línea de Salinas.

El genio especulador de Salabert les infundía vértigos de asombro, como si se pusiesen a calcular cuántos vestidos podrían comprarse con sus millones. Y él, tan flexible generalmente, que había llegado al puesto que ocupaba, según propia confesión, a fuerza de puntapiés en el trasero, al hallarse entre sus adoradores los maltrataba sin piedad.