Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 29 de junio de 2025
De improviso se abrió bruscamente la puerta del departamento, y saltó dentro un hombre ceñudo, calada la gorra de dorado galón, en la mano una especie de tenacilla o sacabocados de acero. ¡Los billetes, señores! gritó en voz seca e imperiosa. El viajero echó mano a su chaleco y entregó un trozo de cartón amarillo. ¡Falta uno! El billete de la señora. ¡Eh, señora!, ¡señora! ¡El billete!
Un capitán de lanceros, muy gordo y rubicundo, bajaba de la Puerta del Sol, pisando muy fuerte, con las espuelas y las polainas manchadas de cieno, calada la corta capota azul con vueltas blancas.
Los tres portales de la base, las ligerísimas columnas del segundo y tercer cuerpo, la enorme roseta que se abre en el centro, como una inmensa filigrana de piedra, las esculturas, estatuas y torrecillas que se destacan sobre los relieves del edificio, los arcos tendidos y las preciosidades de los portales laterales y de las capillas, en fin, la gigantesca torre calada, que termina en una forma semejante á la de una mitra aguda, forman el conjunto mas interesante, aun para el viajero que carece de conocimientos artísticos.
Y los valles se sucedían unos a otros; el trineo subía, bajaba, volvía a la derecha, después a la izquierda, y los guerrilleros, con la bayoneta calada, seguían la marcha sin detenerse. De este modo caminaron todos hasta las tres de la madrugada, en que llegaron a la pradera de Brimbelles, sitio en el cual se ve hoy todavía una hermosa encina que avanza sobre el camino, al dar la vuelta al valle.
Medrano tenía, junto a su lecho, dos espadas: la una, angosta y larga por demás, con calada guarnición; la otra, con pesada empuñadura de reja y ancha hoja de dos filos.
Pasó, sin embargo, la crisis, y ya cerca de las doce abrió Diógenes los ojos, y vio delante de sí al fondista, un hombre gordo, alto, completamente afeitado, sin corbata, calada la boina, y el chaquetón largo, tipo característico del guipuzcoano de pueblo acomodado.
A la altura del principal corría una balconada, calada como finísimo encaje, que se repetía en el entresuelo, cubierta casi por las enredaderas. Delgada verja de hierro aislaba el chalet por la parte que daba a la vía pública, avenida plantada de árboles; por donde confinaba con otras casas y jardines, hacían el mismo oficio unas breves tapias.
Los dos experimentaron cierta emoción al pensar que el enemigo estaba á tan corta distancia, oculto en el suelo, en una invisibilidad misteriosa que aún le hacía más temible. ¡Si surgiese de pronto con la bayoneta calada, con la granada de mano, los líquidos incendiarios y las bombas asfixiantes para asaltar el reducto!...
Vueltos en sí, declaró uno de ellos que, a la hora en que Pedro negó al Maestro, se le apareció como vomitado por la tierra un franciscano con la capucha calada, y que con aquella voz gangosa que diz que se estila en el otro barrio le preguntó: ¡Hermanito! ¿Pasó la monja?
Creíase estar dentro de una ciudad calada, transparente, de un inmenso cosmorama de aquellos que, cuando niños, inquietan nuestra fantasía y despiertan en el corazón ansias invencibles de lanzarse a otras regiones misteriosas y poéticas. Aspirábanse aromas embriagadores. Ni un leve soplo de brisa refrescaba la frente.
Palabra del Dia
Otros Mirando