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Actualizado: 16 de junio de 2025
Todavía recuerdo con escándalo el gesto irreverente y volteriano con que el doctor Vélez se burlaba de ti una noche, dando la nota discordante en toda tu generación literaria. Yo sostengo y sostendré siempre que tú has hecho a muchos de nuestros poetas: y bastaría reflexionar un poco para notar que todas las manifestaciones sociales se parecían a ti en aquellos días.
Que eso no os aliente para exigirme igual conducta cuando estemos solos. ¿Y eso por qué? Si yo no os tratase delante de esas gentes como á un amante favorecido, creerían que me burlaba de vos. Yo no quiero que nadie pueda creer tal cosa. Os aprecio y os respeto demasiado para que yo os ponga en ridículo delante de nadie.
D. Restituto se enfureció y anunció su propósito de demandar a Cosme y pedirle indemnización de daños y perjuicios. De él no se burlaba nadie; estaba resuelto a hacer que se respetase su propiedad. Desde allí se corrieron a los maizales, y el párroco mostró a su compañero con extremado gozo el estado magnífico de las plantas.
Sus amigos no se explicaban aquellas ganas de retirarse y dejar los estudios; no tenía novias, no era jugador, apenas conocía el hunkían y se aventuraba en un revesino, no creía en los consejos de los frailes, se burlaba del tandang Basio, tenía dinero de sobra, trajes elegantes, y sin embargo iba de mala gana á clase y miraba con asco los libros.
Si el Padre Ambrosio no se burlaba de él, si no se jactaba en vano, si por medio de sus artes mágicas podía volverle la mocedad, Fray Miguel estaba seguro de que sabría aprovecharla y no perderla sin fruto como había perdido la mocedad pasada. Ahora tenía él más claro concepto del valor de la vida y de los fines a que podía y debía aspirar en el mundo.
Ido del Sagrario se negaba a tomar copas y su amigo Izquierdo, que bebía aguardiente como si fuera agua, se burlaba de la sobriedad del profesor de instrucción primaria, el cual aseguró haber comido fuerte y no hallarse muy bien del estómago.
Ser baronesa de Pontournant con los ochenta mil francos de renta del tío Guichard, con más la fortuna de su primo y la suya; ¡qué sueño! ¡Y este Fortunato, poco complaciente, no quería que se le hablase de tal asunto! se burlaba de las veleidades aristocráticas de Clementina y no quería absolutamente proporcionarse el ridículo de convertirse en barón de Pontournant á los cuarenta años y siendo un notable comerciante, condecorado bajo el sencillo nombre de Roussel.
Se burlaba de las sabias combinaciones de todos aquellos exportadores que leían periódicos ingleses, recibían boletines y comparaban las cotizaciones de unos años con otros para hacer cálculos que daban por resultado salir del negocio con las manos en la cabeza. El no sabía ni quería saber nada; fiaba en su buena estrella.
Ella que se burlaba con indulgente superioridad, al oírle hablar de canciones y de estrellas, influida por el positivismo de su raza, mostrábase sincera al mirar al hombre.
Este es en mi humilde opinión el origen del cuadro. Luego, en la manera de sentirlo y componerlo, Velázquez se burló de la mitología como Quevedo se burlaba de los poemas heroicos, escribiendo las Locuras y necedades de Orlando, y Cervantes de todos los libros de caballerías con el inmortal Don Quijote.
Palabra del Dia
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