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Actualizado: 15 de julio de 2025
Hasta entonces había llegado de frente, por la parte del río, batiendo la línea enemiga parapetada en la muralla. Ahora, con la brusquedad de un cambio atmosférico, venía del fondo del parque.
Saludó el francés con una brusquedad militar, alejándose, mientras Elena entraba en su casa. ¡Un día perdido!... Estaba furioso contra él mismo y contra los demás. Apareció Pirovani en una bocacalle, y al ver que Moreno se dirigía á su alojamiento, corrió á encontrarse con él. Ansiaba conocer los episodios de una excursión á la que no había sido invitado.
Ni usted es mi prometida, ni yo tengo obligación de privarme de mis relaciones para obedecer sus caprichos. Celinda quedó absorta por la sorpresa y él se aprovechó de esto para saludarla con brusquedad, alejándose después en la misma dirección que había seguido Elena.
Todos se miraban con hostilidad, como si se viesen diferentes á como eran antes... ¿Tendría, al fin, que juntarse el pueblo en masa para ahuyentar á golpes al oculto enemigo?... Iba pensando en esto, cuando su caballo se estremeció, deteniéndose con tal brusquedad que casi le hizo salir disparado por encima de sus orejas.
Era viernes, día de recibo en casa de Charito González, su amiga más adicta, quien le había escrito pidiéndole con el mayor ahínco que no faltara a la reunión. Mamá, dijo con brusquedad, yo quiero irme hoy. Ya te dije que no. "Ah, le gusta verme morir aquí de tristeza", pensó. "Ojalá nos ocurra una desgracia".
Allí entregó las riendas con una brusquedad de cuartel á su criado mestizo, y antes de meterse en su vivienda dijo á Ricardo: Creo que sólo nos faltan seis meses para terminar la primera presa en el río, y Robledo y usted podrán regar inmediatamente una parte de sus tierras.
Le miró el príncipe, asombrado de su laconismo. ¿Esto era todo lo que se le ocurría decir? Ahora hubiese preferido sus burlas. ¿Qué tiene de particular que haya venido? dijo al fin con brusquedad . Es natural; ¡pobre mujer! Te advierto que has empezado por conquistar á una enemiga.
Estimulado por Baldomero y por Melchor que había vuelto a la caballeriza, el tostado realizó la proeza de salir al trote, moviéndose con la brusquedad y violencia de un tranvía eléctrico salido de sus rieles, en cuya capota o techo fuese montado Lorenzo, que para el caso era igual.
Uno de los navíos se colocó ante el bote de Gillespie, cortándole el camino, al mismo tiempo que le enviaba una nube de pequeños guijarros con sus catapultas; pero el gigante remó vigorosamente, cayendo sobre él en unos segundos, y lo hizo desaparecer bajo el rudo choque de su proa. En el mismo instante el bote quedó inmovilizado con tal brusquedad, que Edwin casi cayó de espaldas.
Sí; seguramente vienen de poner parapetos detrás del pinar para defender los cañones añadió Frantz. Escucharon otra vez; los pasos se acercaban. Tú mismo no sabes qué hacer con esos tres prisioneros decía Hullin con brusquedad ; pero puesto que vas a volver esta noche al Falkenstein para traer municiones, ¿por qué no te los llevas? ¿Y dónde los meto? ¡Pardiez!
Palabra del Dia
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