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Actualizado: 20 de julio de 2025
En caso de querer a alguno, este alguno podía ser aquel. Lo más particular era que Baldomero, después de concertada la boda, y cuando veía regularmente a su novia, no le decía de cosas de amor ni una miaja de letra, aunque las breves ausencias de la mamá, que solía dejarles solos un ratito, le dieran ocasión de lucirse como galán.
En la soledad del viejo castillo, cerca de aquel anciano achacoso y colérico, las horas nos parecían demasiado breves cuando nos encontrábamos en aquel santuario del estudio y de la amistad. A los días indiferentes y tranquilos de la infancia, debía suceder la edad de oro de la juventud, con sus quiméricos encantos, sus grandes ilusiones y su inmenso porvenir.
-Por amor de Dios, señor mío, que no vea yo en cueros a vuestra merced, que me dará mucha lástima y no podré dejar de llorar; y tengo tal la cabeza, del llanto que anoche hice por el rucio, que no estoy para meterme en nuevos lloros; y si es que vuestra merced gusta de que yo vea algunas locuras, hágalas vestido, breves y las que le vinieren más a cuento.
Después de censurar con breves y enérgicas palabras la acción de todos, ordenó a Plácido que le siguiese, y le llevó a su celda. En balde he esperado, hijo mío, hacer de ti un dechado de santidad y de paciencia, para que con el tiempo llegases a ser mi sucesor en el gobierno de esta abadía. Sé todo lo ocurrido y no me atrevo a culparte.
Corto es el capítulo que dedica a su estadía en París el señor Cané. Y es lástima. En esas breves páginas, hay dos o tres cuadros verdaderamente de mano maestra. Pero el autor ha sido demasiado parco: su pluma apenas se detiene: la Cámara, el Senado, la Academia: he ahí lo único que ha merecido su particular atención.
Pero estoy seguro de no hallar muchos breves de indulgencias papales, y hé aquí la superioridad de la Inglaterra sobre la Francia: la superioridad lógica, consecuente, de buen sentido: la historia y la máquina que se mueven al par; todo el pueblo inglés dirigido á un fin, más ó menos plausible, pero que no sale jamás de las condiciones que se ha impuesto: cruel quizá, inmoral acaso; pero lógico.
Pero antes de seguir, quiero quitar de esta relación el estorbo de mi personalidad, lo que lograré explicando en breves palabras el objeto de mi visita al Sr. de Bringas.
Antes que pudiera contestar, Juan Dimas expuso en breves razones que la casa era del viejo, y que, invocando el poder divino, si estuviera él en su casa convidaría a quien le pluguiese, aun cuando haciéndolo pusiera en peligro su salvación. Los espíritus malignos, añadió además, lucharían en vano contra él. Todo esto dicho con una sequedad y vigor perdidos en esta traducción obligada.
El enfermo, de tarde en tarde, abría los ojos para mirarla sin encono y sin perfidia, como nunca la había mirado; y desde aquel día Carmen le cuidaba dulcemente, y le hablaba algunas breves frases consoladoras.
En esto se levantó don Quijote, y, encaminando sus razones a la Dolorida dueña, dijo: -Si vuestras cuitas, angustiada señora, se pueden prometer alguna esperanza de remedio por algún valor o fuerzas de algún andante caballero, aquí están las mías, que, aunque flacas y breves, todas se emplearán en vuestro servicio.
Palabra del Dia
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