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Actualizado: 20 de julio de 2025
La plaza está desierta; picotean al sol unas gallinas; triscan sobre el tejado del convento los pájaros; en la lejanía, a la derecha, se pierde un camino ancho, bordeado por largos liños de olmos desnudos. Suena lenta una campanada larga, y después otra campanada larga, y después tres campanadas finas y breves... Es mediodía. Regreso a la posada.
Golpeaba la arena del jardín con las suelas de sus breves zapatos. Un rictus histérico contraía su boca. A usted tal vez lo exceptuase... Usted, con todas sus arrogancias de matamoros, es un ingenuo, un simple. Le creo capaz de soltar á una mujer toda clase de mentiras... creyéndolas usted antes. Pero á los otros... ¡ay, á los otros!... ¡cómo los odio!...
El movimiento alternado de las sílabas largas y breves ó vice-versa, y la combinacion armoniosa de los pies ó compases, era lo que producía la diversidad de metros, la cual fué prodijiosa entre los Griegos y Romanos.
Pero, si atendidas estas breves consideraciones, es el orgullo del talento disculpable, porque es el único modo que tiene el literato de cobrarse el premio de su afán, no por eso autoriza a nadie a ser en sociedad ridículo, y éste es el extremo por donde peca don Timoteo.
Don Feliciano y él conferenciaron en un rincón breves momentos. Acto continuo salieron a la calle. Don Rudesindo quedó en la apariencia tranquilo, en realidad fuertemente alterado y bramando en su interior contra Peña, contra el Saloncillo, contra sí mismo y contra la madre que le parió. ¿Qué necesidad tenía él de meterse en líos?
En los días de descanso, el maestro, libre de las excitaciones del peligro y de la gloria, volvía su recuerdo a Sevilla. De tarde en tarde llegaba para él alguna de aquellas cartitas breves y perfumadas felicitándole por sus triunfos. ¡Ay, si tuviese con él a doña Sol!...
Breves reflexiones contra las doctrinas del folleto. En prueba de ello basta la siguiente y breve demostracion numérica, porque esta es cuestion de números, y las razones y digresiones están por demas en tal caso.
En cambio sus cabellos dorados eran rizosos y le caían con mucha gracia por la frente; sus manos y sus pies más delicados y breves que los de Nieves; y, sobre todo, tenía a menudo, casi constantemente, un ceño, cierto fruncimiento del entrecejo que no era de enfado y prestaba a su fisonomía un matiz picaresco extremadamente simpático.
Charlamos; es decir, nos dirigimos uno al otro frases a medias palabras al uso campesino, esas interjecciones casi indias, breves y rápidas como las postrimeras chispas de los consumidos sarmientos. Al fin, pónese de pie el guarda, enciende la linterna, y piérdese su paso perezoso en la calma y obscuridad de la noche silenciosa...
D. Laureano andaba conmovido con los ojos hermosísimos de aquella chula sentada cerca del mostrador. Mientras tomaba el café a breves sorbos no apartaba la mirada de ella, sin atender poco ni mucho a la conversación de sus compañeros.
Palabra del Dia
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