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Estaba decidido a no matar. Llegaron a lo más alto del bosque; allí había una meseta, y en un claro sitio suficiente para medir más de treinta pasos. Las últimas condiciones del duelo eran estas: veinticinco pasos, pudiendo avanzar cinco cada cual. Valía apuntar en los intervalos de las palmadas que habían de ser muy breves.

Aquel mismo día escribí a mi tío una carta que sólo contenía estas breves palabras. «Me caso con una mujer digna de , y espero que saliendo por un momento de su retiro, venga usted a presenciar nuestra uniónAquel mismo día también puse en movimiento mi casa. Invadiéronla tapiceros, renové el mueblaje, aumenté mis trenes y mi servidumbre, y preparé la servidumbre particular de Amparo.

No debes mentir ni por salvar la vida del prójimo, ni por salvar la honra de nadie, ni por el bien de la religión; pero yo me atrevo á sostener que debes callar la verdad cuando nadie la inquiere de y cuando de decirla resultan más males que bienes. Pensar algo en contra es delirio. Lo sostengo sin vacilación. Voy á explanar mi doctrina en breves palabras. cometes un pecado.

Grupos de soldados obedecían con prontitud mecánica las órdenes breves é imperiosas. Un perfume de botica, de drogas concentradas, se esparció por las habitaciones, mezclándose con el fuerte olor de los antisépticos que habían rociado las paredes para borrar los residuos de la orgía nocturna. Vió después mujeres vestidas de blanco, mocetonas de mirada azul y pelo de cáñamo.

En tal situación y en los breves periodos que tenía libres, su actividad era siempre la misma, pues hasta el día de caer en la cama estaba sobre un pie, atendiendo incansable al complicado gobierno de aquella casa.

Todo el libro se reducía a una serie de narraciones de aventuras marítimas y terrestres. Mi tía Úrsula se calaba las antiparras y leía con gran detenimiento alguno de estos relatos, y los comentaba. La mayoría eran breves, y estaban redactados en una forma tan amanerada, que yo no me enteraba de su sentido.

Si con atentos ojos has mirado, Inclito General, en los semblantes Que á tus breves razones han mostrado Los que tienes agora circunstantes, Qual havreis visto sin color, turbado, Y qual con ella, indicios bien bastantes De que el temor y la verguenza á una Los aflixe, molesta, é importuna: Verguenza de mirarse reducidos A terminos tan baxos por su culpa, Que viendo ser por reprehendidos No saben á su falta hallar disculpa: Temor de tantos yerros cometidos; Y la torpe pereza que los culpa, Los tiene de tal modo, que se holgaran Antes morir que en esto se hallaran.

En cuanto salieron del Casino los de Peleches, le faltó tiempo a él para largarse hacia su casa. En dos zancadas llegó; en breves palabras enteró a su padre de todo lo que acababa de pasarle, y en pocas más le satisfizo el boticario la curiosidad, declarándole todo lo ocurrido aquella tarde en la botica.

Por la noche, al reunirse en el comedor, doña Cristina miró á su hija con insistencia, pero sus palabras fueron breves. Que sea la última vez dijo que recibas visitas, ni dentro de casa... ni en el jardín. También es casualidad, venir ese... individuo, la misma tarde en que te quedas sola, diciendo que estás enferma.

Permanecimos breves instantes en silencio. Cesó el clamor callejero, pero oímos rumor de voces y pasos en la antecámara. Empecé a hablar sobre diversos temas, y al cabo de algunos minutos me pregunté qué se habría hecho del Duque.