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Actualizado: 9 de junio de 2025
Y ayudándose de María Josefa, que sabía mejor que él a qué atenerse, mantuvo alerta la conversación algún tiempo sobre el escabroso tema. Luis estaba en brasas. Dirigía frecuentes miradas hacia el sitio de Amalia, como reclamando lo que estaba obligada a concederle. Levantose al fin la dama, se asomó a la puerta y tornó a sentarse.
Debajo de un manzano te desperté; allí tuvo tu madre dolores, allí tuvo dolores la que te dio a luz. 6 Ponme como un sello sobre tu corazón, como un signo sobre tu brazo; porque fuerte es como la muerte el amor; duro como el sepulcro el celo; sus brasas, brasas de fuego, fuerte llama. 7 Las muchas aguas no podrán apagar el amor, ni lo ahogarán los ríos.
Completan el conjunto un hornillo colocado en primer término, donde esta puesta la sartén, bajo la cual brillan las brasas, un perol, una jarra, un almirez y al fondo, colgado de la pared, un saquillo con trapos; todo ello, especialmente la cabeza del chico, ejecutado con verdad pasmosa.
La que no tiene el rostro bonito, tiene un cuerpo escultural; si la mano es fea, el pie es un primor... ¡Usted no ha escogido mal, picarillo!... Carlota no tiene las facciones correctas de su hermana, pero es una estatua. Mejor que yo lo sabrá usted. Delgada de talle y ancha de caderas, la cabeza graciosa y bien plantada, el pecho alto, firme, valiente... Mario estaba en brasas.
Ya está buena gruñía Piscis. ¿Vienes de la cuadra? Sí. Bien... pues de todos modos hoy no puedo salir... Tengo una rozadura aquí... salva sea la parte... Algunos días Piscis entraba en la sala de costura, y sin decir nada aguardaba sentado un rato, no muy largo casi nunca, porque abrigaba vehementes sospechas de que las costureras se reían de él, y esto le tenía sobresaltado y en brasas.
Después... he de realizar mi programa, sin suprimir un solo número. Se oyó el silbato de la locomotora, y el tren pasó, haciendo retemblar el suelo; algunas brasas encendidas cayeron a los pies del filósofo. ¡Ajo! exclamó dando un puntapié a los tizones, ¡que vais a quemar mi palacio! ¡siempre ocurre lo mismo con estos condenados maquinistas!
Todo esto brota y sale de sus labios sin interrupción, mientras sus gruesas cejas negras no hacen más que subir y bajar, y sus ojos brillan como brasas. «¡Esta es la juventud!» pensé, ahogando un suspiro; «¡ah! si pudiese yo, aunque sólo fuera por veinticuatro horas, tener sus ojos... y todo lo demás!» Le digo: ¿Y no me pides noticias de mi novia?
4 Agudas saetas de valiente, con brasas de enebro. 5 ¡Ay de mí, que peregrino en Mesec, y habito con las tiendas de Cedar! 6 Mucho se detiene mi alma con los que aborrecen la paz. 1 Canción de las gradas. Alzaré mis ojos a los montes, de donde vendrá mi socorro. 2 Mi socorro [viene] de parte del SE
Derrite en tus brasas todos los corazones, para que al fin, señor, salgan del frío ártico de su inercia y desdén, y en su nuevo ecuador reciban el espíritu del arte nuevo. Amén.
Lo decía con convicción, vibrando todos los músculos de su cara varonil, ardiendo como brasas sus ojos de moro veteados por la pasión con venillas de sangre. Y Leonora le miraba ahora con apasionamiento, como si viese un hombre nuevo. Estremecíase con una emoción nueva al oír los bárbaros ensueños, las amenazas de muerte.
Palabra del Dia
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