Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 11 de junio de 2025


JOAQUÍN. =(Con verbosidad.)= Pero esta tostada, con ser un negocio inmoral, no es tan atroz como la que resulta de comprar por un pedazo de pan los abonarés de los soldados de Cuba, que llegan aquí muertos de miseria, enfermos y con un papel en el bolsillo. El Gobierno no puede pagarles; pero Botín ha reunido millones en esos abonarés, y el mejor día se los admite el Gobierno en pago de un empréstito... Pues en las subastas no te digo nada. Ahí es donde están las ricas tostadas.

Encontrola en estas palabras: «Usted me es muy antipático. Déjeme usted en paz. ¡Y tiene el atrevimiento de despedirme! exclamó Botín con sarcasmo . Usted que estaba muerta de miseria cuando yo...». Isidora sentía que venían llamas a su lengua. No pudo contenerse, y abrasó a Botín con estas palabras: «Su dinero de usted no basta a pagarme... Valgo yo infinitamente más...».

Cuando se procedía al reparto del botín, miraba indiferente las riquezas en montón, dejándolas para el Gran Maestre.

Seguro ya de que vivía, y por instigación del tendero murciano, que no se aquietaba hasta recobrar, en parte al menos, el dinero robado, don Paco registró a Antoñuelo y le encontró cuatro mil reales, que devolvió a su dueño. Los otros ocho mil se los había llevado el compañero de Antoñuelo, el cual, por director y maestro en el arte, había tomado doble porción de botín.

Dicen algunos historiadores que si los franceses no hubieran llevado botín tan valioso, habrían podido salvarse retirándose por la sierra; pero que el afán de no dejar atrás aquellos quinientos carros llenos de riquezas les puso en el aprieto de rendirse, con la esperanza de salvar el convoy.

Botín rompió en dos pedazos el tubo de vidrio y lo arrojó al suelo con ira. «Todo ese furor es porque he ido a San Isidro sin tu permiso». Botín vacilaba. En su alma luchaban la ira y el asombro, o más bien la pasión que despertaba en él la traza chulesca de Isidora. Fuertes razones había sin duda para que venciera la cólera.

Octuvo el gobierno de Trípoli, que volvió en sus manos á ser depósito del botín, nido de piratas, origen de expediciones y recelo perpetuo de los habitantes de las costas de Italia.

Todo esto lo he pensado rápidamente; al mismo tiempo que lo pensaba le ponía la mano en el hombro al señor grueso, y gritaba: ¡Sarrió! Y entonces el hombre gordo ha vuelto la cara, una cara con ojos pequeños y ribeteados de rojo, y he visto tristemente que no era Sarrió. ¿Dónde vivirá? ¿Dónde comerá? Vuelvo a pasar por casa de Botín; vuelvo a pasarme frente a la vitrina de Lhardy. ¡Y no lo veo!

Sale D. Juan de Baena con muy lucida hueste formando la vanguardia; D. Pedro sale de Córdoba cubriendo la retaguardia con sus caballeros y pendones. Afortunados en sus correrías y talas, recogen gran botin, y al cabo de tres dias resuelven regresar á su tierra, D. Juan de retaguardia, y delante con los suyos D. Pedro. Lo que D. Juan se propone con esta inversion del órden de marcha, Dios lo sabe.

Si la señora me dejara, ya les habría puesto los trastos en la calle; pero mi ama es así, no quiere desahucios. «Por Dios Plácido, no les eches... los pobrecitos ya pagarán; es que no pueden». «Pero señora, con que me dieran lo que gastan en aguardiente y lo que se dejan en la pastelería de Botín...». Total, que con caseras como la mía, estos bribones de inquilinos están como quieren.

Palabra del Dia

aconséjele

Otros Mirando