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Actualizado: 2 de junio de 2025


El que así hablaba era un hombre fornido, de áspero bigote, estrecha frente, pelo hirsuto y fuerte, rebelde a peines y cepillos, con las puntas hacia adelante, y quijada brutal, que se disimulaba un tanto bajo una sonrisa bondadosa.

Su fisonomía era tan bondadosa y benévola, que me recordó la de mi cura, aunque no hubiera entre ellas verdadera semejanza. Inmediatamente me sentí atraída hacia él y comprendí también que la simpatía era recíproca. Una parientita, de quien ya he oído hablarme dijo, tomándome las manos: deja que te bese, hijita, he sido muy amigo de tu padre.

Recordaba con remordimiento aquel breve diálogo en el parque improvisado, durante el cual habló duramente á Robledo. «¡Y por esa mujer pensaba que lleva los hombres á la muerte, he maltratado al mejor de mis amigosLuego, el rostro triste y lloroso de Celinda sucedía en su imaginación á la cara bondadosa de Robledo.

Volvió á reir el príncipe. ¡Wilson con alas!... Se imaginó al Presidente con un sombrero de copa, sus lentes, su sonrisa bondadosa, y saliéndole de la espalda del chaqué dos triángulos enormes de plumas iguales á las que llevan los ángeles en los cuadros de la pintura religiosa. ¡Gracioso coronel!... Luego quedó pensativo, mientras su rostro tomaba una expresión grave.

El chico no era un lince, pero tampoco lo contrario; y como no pecaba de robusto, y lo aprendido hasta allí era demasiado para un labrador y muy poco para buscarse la vida con ello, se adoptó en consejo de familia un término prudente entre los dos extremos, contando con la natural condición placentera y bondadosa del muchacho y con algunas buenas amistades de su padre.

No sólo aquella bondadosa señora dio su pleno consentimiento para la boda, sino que ofreció su apoyo para vencer la única grave dificultad que para ella se presentaba, la voluntad de su marido. D. Pantaleón, el terrible D. Pantaleón, seguía pesando como una losa sobre los deseos y aspiraciones de la familia.

Si no puedo ir, ya nos encontraremos... El mundo es pequeño. Su pensamiento no llegaba más allá de este sacrificio exigido á Ferragut. Luego, ¿quién podía saber dónde iría ella á parar?... Dos tardes después, la doctora y el conde llamaron al marino. La voz de la dama, siempre bondadosa y protectora, tomó esta vez un leve acento de mando.

Probablemente esta conducta de la mujer, por lo mismo que es una conducta noble, bondadosa, espiritual, exaltará más el amor del hombre, le hará más profundo y entrañable, desolará más su alma; pero no tendrá derecho a sentirse herido en su amor propio con burlas imperdonables. Jamás, en fin, se debe alentar una pasión que no se tiene el propósito de corresponder.

De manera alguna dijo Catalina, arqueando soberanamente sus negras cejas, ya que tienes ricos parientes en California que te envían puntualmente fondos, pero no quiero permitirlo. Vamos, chicas, ¡adelante! Al abrir la puerta, una fuerte ráfaga de viento penetró violentamente en la tienda, lo cual asustó a la bondadosa doña Brígida.

El visitaba á la duquesa porque esta señora le pedía que fuese á verla todos los días. Muchas veces había sospechado que su asiduidad pudiera resultar inoportuna; pero todos sus intentos de alejamiento eran inútiles. Apenas se ausentaba por unas horas, aquella buena dama le hacía buscar. Se mostraba bondadosa con él como una madre. De repente, se desvaneció su tono humilde.

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