Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 2 de junio de 2025
Mientras tanto, Teresa, sin dejar de atender a los convidados y de abrumarles con obsequios, no quitaba los ojos de su marido y de la bondadosa amiga. Doña Manuela experimentaba una profunda conmiseración cada vez que se fijaba en la pobre esposa. ¡Bueno estaba su marido para intentar conversiones!
Recibiólos la noble dama con bondadosa sonrisa y á los pocos minutos de conversación se había conquistado ya todo el respeto y toda la admiración de Morel y sus escuderos. Con el aire de una reina y las maneras de la más aristocrática dama, poseía un tacto incomparable, un encanto que á todos seducía.
Colaboró en "El Comercio", "El Resumen" y "El Bello Sexo", y fué uno de los fundadores de "La Moda Filipina", periódicos todos de Manila. Vé, tierna y fragante rosa, llena de encanto nacida, el aroma que en tí anida a ofrecerla bondadosa. Cual amante mariposa, de nieve y carmín teñida, besa su boca encendida y en su cabellera posa.
Imposible también salir durante la noche, pues los ojos de las bestias aéreas partían incesantemente la sombra con sus cuchillos luminosos. La única satisfacción de Gillespie era ver aparecer sobre un borde de su mesa el abultado cuerpo, la sonrisa bondadosa, los anteojos redondos y el gorro universitario del profesor Flimnap.
Su impotencia para ser útil al hermano y que el sacrificio de éste resultase menos costoso era lo que apenaba a Gabriel, turbando la monótona placidez de su existencia. Preguntaba a Esteban qué podría hacer para no estar inactivo, y el hermano le respondía con su expresión bondadosa: Cuidarte, nada más que cuidarte. Tú no tienes otra obligación que la de guardar tu salud.
Nunca, estimada señora y bondadosa amiga, soñé con ser escritor popular. No me explico la causa, pero es lo cierto que tengo y tendré siempre pocos lectores. Mi afición á escribir es, sin embargo, tan fuerte, que puede más que la indiferencia del público y que mis desengaños.
Doña Paca y los dos criados también se llevarían un pellizco el día en que el amo faltara. Indicáronle los clérigos de la parroquia si no dejaba algo para sufragios por su alma, y él, con bondadosa sonrisa, replicó que no había olvidado ninguno de los deberes de la cortesía social, y que para no desafinar en nada, también quedaba puesto el rengloncito de las misas.
Mi tío había señalado para mi partida el 10 de Agosto; estábamos a 8 y pasé esos dos días con el cura, cuya bondadosa fisonomía se demudaba de hora en hora ante la idea de nuestra separación. El martes por la mañana, hizome preparar un buen almuerzo, y nos instalamos por última vez, el uno frente al otro, con intención de reponer fuerzas.
¿Y vuestros héroes, señor cura? ¿Y vuestros griegos? ¿Y vuestros romanos? ¡Oh, los hombres de hoy no se parecen a los de antes! replicaba el cura convencido de que decía una gran verdad. ¿Y los curas? continuaba yo. Los curas están fuera de combate respondíame con bondadosa sonrisa. Esta clase de conversación, sembrada de sobreentendidos, gozaba del privilegio de exasperarme enormemente.
Y junto con todo esto, una corrección hidalga, que le acompañaba hasta en los menores actos de su vida, una rectitud señoril y bondadosa que parecía ennoblecer su rimbombante mediocridad intelectual. Ojeda le había admirado hasta los veinte años, dándole preferencia en sus afectos sobre la madre buena, dulce e insignificante.
Palabra del Dia
Otros Mirando