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Actualizado: 9 de julio de 2025
En una palabra: mis vecinos tienen el balcón por casa, excepto para dormir y vestirse; y ni aun en estas dos ocasiones quieren prescindir totalmente de la publicidad. Tremontorio y Bolina, especialmente, se mudan la camisa y los pantalones en medio de la sala... con todas las puertas abiertas; pero donde se echan los botones y se amarran la cintura con la indispensable correa, es en el balcón.
Cuando ya Tremontorio juzgaba excesiva la soledad de su buhardillón, pues la vecindad de Bolina era una necesidad para su alma, aunque él creía otra cosa, antojósele al propietario derribar la casa y construir otra capaz de más lucidos inquilinos; con lo cual, el célibe pescador trasladó sus penates á una bodega de la calle del Arrabal, donde vivía desde entoces, dedicando, como de costumbre, á hacer redes primorosas, todo el tiempo que le dejaba libre la lancha en que tenía una soldada.
El tío Tremontorio trabajaba en sus redes al balcón algunas veces, pero siempre mudo y silencioso, cual era su carácter cuando sus convecinos le dejaban en paz y entregado á sus naturales condiciones. Los dos viejos del segundo piso se daban muy pocas veces á luz, y en algunas de ellas vi enrojecidos los arrugados y enjutos párpados de la mujer de Bolina.
Pocos minutos después estaba en la calle, con su lío al brazo, en compañía de Bolina y Tremontorio. Los tres iban cabizbajos, taciturnos y caminando con repugnancia. Casi al mismo tiempo que ellos en la calle, aparecieron en sus respectivos balcones la mujer de Bolina, rodeada de sus nietos, y la del pobre Tuerto, sola, desgreñada y dando alaridos de desconsuelo.
Dejé, si os acordais, en la marina, Pasado ya el naufragio, á nuestra gente; El Aurora nos viene ya vecina, Apolo muestra ya su roja frente; El bergantin navega á la bolina, Subiendo el rio arriba diligente; El Zapican ejército, marchando En siete escuadras, viene ya gritando.
En una palabra: mis vecinos tienen el balcón por casa, excepto para dormir y vestirse; y ni aun en estas dos ocasiones quieren prescindir totalmente de la publicidad. Tremontorio y Bolina, especialmente, se mudan la camisa y los pantalones en medio de la sala ... con todas las puertas abiertas; pero donde se echan los botones y se amarran la cintura con la indispensable correa, es en el balcón.
Nada, nada, querido: cuando a un muchacho le cae sobre la cabeza un suestazo de éstos, es menester arriar de salto las escotas y dejarle navegar a bolina desahogada. Tú estás requemado al parecer... bueno, pues refréscate... Pero ten en cuenta que ni llevas rumbo seguro, ni obras como caballero. ¡Tío! Más claro que yo, el agua, querido.
Aquella no era la velera nave que, largo todo su blanco trapo, aprovechando vela y rechinando los guarda-cabos de su bolina, paseaba su ligera quilla por el azulado manto, bordando de encajes de espuma la plateada estela; aquella no era la coqueta de los mares que se balanceaba á los besos de la aurora en las matinales marejadas, hundiendo en las cristalinas ondas sus ligeros tajamares: aquella no era la orgullosa señora de las saladas regiones.
No se ve la escena, porque lo impide el humo de la cocina que sale á borbotones por el balconcillo, conductor único que para él hay en la casa. La mujer del tío Bolina está clavando unas rabas de pulpo en la pared de su balcón, para que se oreen.
Palabra del Dia
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