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Actualizado: 10 de julio de 2025


No digo eso, Sandoval, contestaba Pecson sonriendo hasta enseñar su muela de juicio; el General para tiene propio criterio, esto es, el criterio de todos los que están al alcance de su mano... ¡Eso está claro! ¡Dale bola!

Estoy tocando una bola, y la continuidad de la sensacion de un cuerpo liso, duro y esférico, me asegura de que es uno mismo el ser que la produce durante cierto tiempo; y no obstante, en este intervalo, con la vista recibo del mismo objeto sensaciones muy varias, presentándole á la luz de diferentes maneras.

A no ser que venga el cruzamiento con alguna casta del Norte, trayendo aquí madres sajonas'. Ya poco me falta. Francamente, es cosa de tomar un coche; pero no, aguántate, que pronto llegarás... Un entierro por la Puerta del Sol. No, lo que es aquí no me he de morir yo, para que no me lleven en esas horribles carrozas... Dan las doce. Allá están los cesantes mirando caer la bola.

Con el título arriba estampado se designa cierta novela, que hará ya ocho siglos o siete y medio por lo menos, compuso un paisano de mi antiguo y buen amigo el autor de El sombrero de tres picos, de La pródiga, y de El niño de la bola. Aunque sólo fuera por esto, me sería a simpática la novela de que voy a hablar, novísima ya a fuerza de ser antigua.

En cuanto satisficiese, uniéndose a Araceli, los vivos anhelos de su corazón engordaría hasta ponerse como una bola. Esta era la profecía que había encontrado más eco en la familia de Escudero y de todos sus allegados.

Así se los ponían a Fernando séptimo dijo el fiscal, repitiendo una frase tradicional en los billares, en idénticos casos; es decir, cuando queda la bola contraria entre la del jugador y los palos y en línea recta, para fusilar. ¿Se tira esto? preguntó Leto al Ayudante repitiendo otra frase de billar. Y con mucho cuidado contestó el Ayudante, dándose por muerto. Pues allá va.

83 Hace trotiadas tremendas desde el fondo del desierto; ansí llega medio muerto de hambre, de y de fatiga; pero el indio es una hormiga que día y noche está despierto. 84 Sabe manejar las bolas como naides las maneja; cuanto el contrario se aleja, manda una bola perdida, y si lo alcanza, sin vida es siguro que lo deja.

Las plumas superiores volaron, y la sirvienta dió un grito de horror con toda la boca abierta, llevándose las manos crispadas a los bandós: sobre el fondo, entre las plumas, moviendo lentamente las patas velludas, había un animal monstruoso, una bola viviente y viscosa. Estaba tan hinchado que apenas se le pronunciaba la boca.

Se rellenan los canalones uniendo los bordes para que forme una especie de cilindro. Se mete la cacerola al horno; se espolvorea con queso de bola y Parma rallado y se cubren con una salsa bechamelle de carne o de tomate.

Acarició la cabeza de Aarón, pensando que la vista de aquel amor de niño debía de hacerle bien a maese Marner; pero éste, sentado al otro lado del hogar, no veía el rostro rosado, de rasgos bien acusados, más que como la bola obscura de dos pequeños puntos negros en la superficie. Y tiene una voz como la de un pájaro prosiguió Dolly ; sabe cantar un canto de Navidad que su padre le ha enseñado.

Palabra del Dia

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