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Actualizado: 26 de junio de 2025


El intruso recorre un largo pasillo, empuja una mampara, tuerce á la izquierda, baja dos peldaños, sube después una escalerilla estrecha. Ya está «entre bastidores». Aquel segundo corredor parece una calle, y lo es, en efecto; una calle del grande y amable mundo de la farándula: á ambos lados del pasillo hay puertas numeradas, éstas cerradas, aquellas abiertas.

Lejos de continuar allí la batalla empezada adentro, parecían, con sus cáusticas sonrisas, decir de la nación entera lo que del público aquellos dos cómicos al pararse jadeando entre bastidores, después de haber cruzado en la escena sus aceros, y de salir el uno persiguiendo al otro, entre frenéticos aplausos y gritos de indignación: «¡Estúpidos! ¡Veinte veces nos han visto hacer lo mismo, y todavía no se convencen de que todo ello es una farsa

Sin embargo, en tiempo de Navidad y Carnestolendas solían hacerse comedias de teatro, con bastidores y máquinas, y entonces se colocaban los telones que entre año estaban arrimados: se ponía orquesta, y se aumentaba, á proporción, el precio de las entradas y palcos. La música ordinaria estaba reducida á una vihuela, que tocaba el guitarrista de la compañía.

Por un privilegio, de que gozaban muy pocos, a Bonifacio le consentía el empresario permanecer entre bastidores durante la función. Solía colocarse el buen flautista muy oportunamente, pero como al descuido, en las entradas y salidas por donde él sabía, gracias a los ensayos y al traspunte, que tenía que pasar la tiple.

Cuando yo venga, ¡toma!, de seguro te encontraré en pacífica posesión de la casa de Aransis. ISIDORA. ¡Dios te oiga!... Yo también lo creo así. JOAQUÍN. Es evidente... Nada, nada; es cosa hecha. JOAQUÍN. No lo . Dejaré pasar el verano. Papá y el ministro han hablado ya. Aunque en el Congreso se tiran a matar, allá, entre bastidores, son amigos y se sirven bien.

Con una llave que sacó del bolsillo abrió Pector la puerta de comunicación y pasamos desde la luz de las lámparas eléctricas á las tinieblas de los bastidores. Seguí á mi guía, que evolucionaba entre los trastos, los accesorios y las decoraciones con la seguridad de un antiguo abonado. Todo el mundo le saludaba al pasar y el director de la compañía se precipitó ante él como si fuese un soberano.

Tuvo un presentimiento Torrebianca que le hizo sonreir inmediatamente por considerarlo disparatado. ¿No sería este desconocido su camarada Robledo, que se presentaba con una oportunidad inverosímil, como esos personajes de las comedias que aparecen en el momento preciso?... Pero era absurdo que Robledo, habitante del otro lado del planeta, estuviese pronto á dejarse ver como un actor que aguarda entre bastidores.

Y la vemos entrar, muy abiertos los ojos, la faz idiotizada, pensando cuán inútil será toda defensa meditada. ¡Oh maldecida mano que llaman experiencia! ¡Qué caro cuesta el aprender tu ciencia! ................................... Y con estas palabras el telón vuelve lento a caer, sin que el público sepa lo que entre bastidores puede haber.

Antoñico era una chispa, al decir de cuantos andaban entre bastidores; no se había conocido traspunte como él desde hacía muchos años: era necesario remontarse a los tiempos de Máiquez y Rita Luna, como hacía frecuentemente un caballero gordo que iba todas las noches de tertulia al saloncillo, para hallar precedente de tal inteligencia y actividad.

La duquesa sonrió, perdonó y se echó un amante. Los grandes señores, como el duque de Biétry, los hombres de Estado como el barón de F..., los grandes millonarios como el diminuto señor St..., y los simples notarios como el héroe de esta historia, codeábanse en el templo de la danza y entre los bastidores del teatro.

Palabra del Dia

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