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Actualizado: 5 de junio de 2025


Luego conocí que querían las barcas correr el palio, que se mostraba puesto en el árbol de otra barca, desviada de las cuatro como tres carreras de caballo; era el palio de tafetán verde, listado de oro, vistoso y grande, pues alcanzaba a besar y aun a pasearse por las aguas.

La barca que saliera daría la voltereta antes de mover un remo. A ver: ¡gente que me siga! Hay que salvar a esos pobres. Era la voz ruda e imperiosa del capitán Llovet. Se erguía sobre sus torpes piernas, la mirada brillante y fiera, las manos temblorosas por la cólera que le infundía el peligro.

Poco después se ve ya á la barca en alta mar; el Orgullo lleva el timón, y los siete pecados capitales manejan los remos; el Alma, sentada sobre cubierta á una mesa brillante, á la cual cerca un coro de cantores, se solaza con caballeros y frívolas damas.

Baste decir, gentleman, que hemos tenido buques de guerra más grandes que la barca que le trajo á usted; navíos con cien piezas de artillería iguales al revólver que le sacamos del bolsillo, ó tal vez mucho más grandes, y llevando tres mil ó cuatro mil hombres de tripulación.... En fin, verdaderas islas flotantes.

y Carón le asesta el golpe mortal; pero cae él mismo moribundo, diciendo: Toda mi furia cae Á tus plantas, á donde Muerta la Muerte yace. El héroe celestial prorrumpe en estas palabras de queja: ¡Padre mío! ¿Por qué me desamparaste? mientras la barca de la Muerte lo transporta á la otra orilla. Truenos, relámpagos y terremotos.

Tocamos en la roca donde Guillermo Tell puso el pié para escaparse de la barca de Gessler, y visitamos la capilla que apénas habíamos mirado de paso cuando íbamos á bordo del vapor. Cuarenta minutos despues llegábamos al puerto de Brunnen, y tomábamos un coche que debia llevarnos por la via de Schwyz á Goldau, al pié del monte Rigi.

Pero como de abandonarse a sus instintos, a sus ensueños y quimeras se había originado la nebulosa aventura de la barca de Trébol, que la avergonzaba todavía, miraba con desconfianza, y hasta repugnancia moral, cuanto hablaba de relaciones entre hombres y mujeres, si de ellas nacía algún placer, por ideal que fuese.

Quise llegar con mi barca a hablar con el capitán de los vencedores; pero como mi ventura andaba siempre en los aires, uno de tierra sopló y hizo apartar el navío.

Le sujetaron como a un loco, sordos a sus súplicas, indiferentes a sus maldiciones. La barca, abandonada de todo auxilio, corría a la muerte dando tumbos sobre las olas.

Espantado, huyó a toda prisa hacia su barca, para ir a Bonifacio a buscar gente. Tomó asiento el pastor, rendido de haber hablado tanto, y el patrón reanudó su discurso: , señor; este pobre viejo fue quien nos avisó. Estaba casi loco de miedo, y desde entonces tiene la cabeza a pájaros.

Palabra del Dia

vorsado

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