Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 10 de julio de 2025


Lo que hay es que me había entrado en aquellos días una idea de lo más estrafalario que te puedas imaginar, una idea que debía de ser criada aquí en el seno cerebral donde fermenta eso que llaman celos. ¿Qué creerás que era? Pues que mi mujer me faltaba y estaba en cinta. ¿Ves qué disparate? Ave María Purísima, ¡qué barbaridad!

Tenía yo entonces... eso es, veintinueve años; y ya hacía siete cumplidos que estaba casado. Es una barbaridad casarse tan joven. Aunque no tengo motivo para arrepentirme, no aconsejaré a nadie que lo haga. Vine a parar a esta misma casa, esto es, a la misma posada; la casa estaba entonces situada en la calle del Barquillo.

No se premite tender rropa, y ni clabar clabos, decía en una pared, y D. José exclamó: «¡Vaya una barbaridad!... ¡Ignorantes!... ¡emplear dos conjunciones copulativas!

Y así fue clasificando las cartas que ponía reunidas por procedencias hasta que, terminada esta operación previa, tomó todas las de Clota que eran las más y procurando descifrar la fecha en el sello del correo que inutiliza la estampilla perdió un buen rato en ponerlas por orden. ¡Cuántas cartas!... ¡qué barbaridad!

Hoy se tiene por barbaridad lo que mañana quizá se mire como una gran acción. Nada, hombre...palante, palantito...». Siguió hablando en este tono y desarrollando su idea con tal copia de audaces juicios, que los muchachos le oían como si fuera una sibila. «Lo que yo quiero es moneda volvió a decir Mariano con rudeza concisa. ¡Ah!, ya no quieres celebridad, sino plata.

Lo principal era satisfacer su gusto en todo y por todo... En Madrid había aprendido a pintarse; ¡una gran barbaridad, porque era blanca como la leche!... Pues aunque él le había manifestado repetidas veces que le repugnaba aquella asquerosa manía, no había sido posible que le hiciera caso.

Si no le contengo con una reflexión imperiosa y una sacudida recia de su lástico, hace otra barbaridad allí menos laudable que la del monte. Pensando que se la envidiaría Chisco, acordéme del descubrimiento hecho por en casa del Topero y en el corazón de Tanasia, y fuile con el cuento al mozón de Robacío, en un aparte que tuve con él.

A pesar de comprenderlo así, tuve que mirarla a la cara y empaparme los ojos de que era mi madre, para no soltar una barbaridad. Todavía no se han atrevido a irse las dos dejándole solo; pero la que no sale se queda renegando.

Pues ¡qué! ¿es tan difícil dar sin expresar la causa por qué se da? Dálos, pues, á quien debes. Ya los tomarán... En el tomar no hay engaño. Y si, por extraño caso, hallares á alguien en el tomar inverosímilmente escrupuloso, ingéniate para que tome. Lejos de oponerme, pido, aplaudo la reparación, siempre que para llevarla á cabo no sea menester hacer mayor barbaridad que la que remedie.

Así lo explica San Hilario y San Jerónimo ap. Lorin. y así lo enseña la experiencia de tantos siglos, que los ha mirado y admirado en todas partes, como las heces de la tierra; la irrisión y la abominación de las gentes: tanto, que refiere Amiano l. 2 que pasando por la Palestina Marco Emperador, apurado del mal olor y peor trato de los Judíos dijo con sentimiento muchas veces, que aunque había visto la barbaridad y vileza de los Marcomanos, de los Quados y Sármatas, se desengañaba en fin, que en los Judíos hallaba mucho peores que todos ellos: sœtentium Judœorum, & tumultuantium sœpe taedio percitus dolenter dicitur exclamasse: o Marcomani, o Quadi, o Sarmatae tandem alios vobis deteriores inveni.

Palabra del Dia

malignas

Otros Mirando