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Actualizado: 28 de junio de 2025


Yo no lo había visto. ¿Cuándo lo han puesto?... Mas el mayordomo, sin contestar a la pregunta y con el esfuerzo de quien cumple un deber penosísimo, díjole balbuceando: Su majestad la reina la dispensa del servicio..., y me encarga le manifieste su deseo de que devuelva la cruz de dama...

¡A !... dijo balbuceando de rabia . ¡Darme órdenes á !... Miguel sintió que una mano se agarraba á los botones de su chaleco. Era como un pájaro temblón y agresivo, que se detenía un instante en su ciego impulso para seguir volando hacia arriba. Adivinó la bofetada, é instintivamente avanzó su diestra. Las dos manos se encontraron cuando la del joven revoloteaba cerca del rostro del príncipe.

A pesar de no ser la baronesa persona que con facilidad se desconcertase, esta vez quedó descorazonada al oír semejante exordio, y fue casi balbuceando que respondió a Beatriz: Pero, ¡es posible!... , pude decir algo de lo que me indicas... pero con ciertas reservas... Es cierto, señora, estableció usted ciertas reservas.

Valentina se puso encarnada hasta las orejas, y dijo balbuceando: Mamá quiere los patrones... los del otro día... Deben de estar sobre el armario. No están sobre el armario, sino dentro respondió Venturita, sin inmutarse poco ni mucho. Y dirigiéndose a él, y abriendo un tirador, sacó un lío de papeles y se lo entregó. Aguarda un poco, Valentina dijo antes que saliese.

Ahora estáis perdida. El mismo Mathys, si estuviera aquí, os echaría, del castillo. Marchaos, basta de cobardías inútiles, basta de mentiras; marchaos os digo. ¿Vais a obligarme a llamar a mis sirvientes para verme libre de vuestras súplicas hipócritas? Pero la viuda siguió arrastrándose a sus pies y balbuceando todas las súplicas que la desesperación más profunda podía sugerirle.

Una permanencia de diez horas en las apreturas del bote, vagando á la ventura, en espera de socorro, no había quebrantado sus energías. Las mujeres mostraban mayor desesperación. Ferragut vió en el centro de un grupo de señoras á una jovencita inglesa, rubia, esbelta, elegante, que lloraba balbuceando explicaciones. Se había visto en una lancha, separada de sus padres, sin saber cómo.

Llegaba a su cuarto y se tendía en la cama, triste, trémulo, como si le amenazase una desgracia, ocultando la cara entre las manos. La pobre Feli acudía, balbuceando de miedo: ¿Qué tienes, Isidrín? ¿Qué te pasa, rico mío? Le acariciaba como una madre; hundía sus manos en la crespa cabellera, mientras Maltrana respondía entre suspiros.

La criatura, acostumbrada a quedar sola largas horas sin que su madre reparase en ella, se sentó en el saco y extendió sus manecitas frente a la llama, llena de gusto, balbuceando y diciéndole largos discursos inarticulados al alegre fuego, como un patito recientemente nacido que comienza a encontrarse bien al sol.

¡Ay, Señor!... ¡Ha muerto! ¡Mi Antoñico se ha ahogado! ¡Está en el mar! , mujer dijo el marido lentamente con torpeza, balbuceando y como si le ahogaran las lágrimas . Somos muy desgraciados. El chico ha muerto; está donde su abuelo; donde estaré yo cualquier día. Del mar comemos y el mar ha de tragarnos... ¡Qué remedio! No todos nacen para obispos. Pero su mujer no le oía.

Sírvase usted traernos dos cubiertos de á seis francos cada uno. Esto se lo dije ahuecando mucho la voz, casi balbuceando las palabras, y mirando distraida y desdeñosamente hácia el paseo del Palacio Real. El garçon hizo un movimiento de cabeza, y desapareció como un rehilete. ¡Por Dios, no te rias! dije á mi mujer que ya empezaba á fruncir los labios.

Palabra del Dia

rigoleto

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