Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 12 de mayo de 2025


Una tarde, habiéndose bajado del coche en el Retiro para dar algunas vueltas a pie, tropezó con Alcázar y su hermana en una de las calles de árboles. Dirigióles un saludo muy expresivo. Raimundo respondió con el mismo afectuoso respeto de siempre; pero Clementina observó que la niña lo hizo con marcada frialdad.

Zakunine había bajado la vista; hablaba con un acento de remordimiento tan sincero que Ferpierre se sintió impresionado. El dicho de la doncella de que su patrón había comenzado a tratar mejor a la Condesa, y el de haber éste negado tal cosa al principio, e insistir después en su negativa, perseverando, por el contrario, en culparse, hacían que la acusación fuera pareciendo menos fundada.

Aunque hubiese resucitado el difunto Padre Procopio trayendo consigo una docena de PP. de su misma calaña, todos ellos ante la mirada fulmínea del Prior habrían bajado las suyas como doctrinos. Bien supo lo que hizo el P. Provincial cuando le encargó el gobierno de Nuestra Señora del Valle. La cuestión vinífera continuaba en el mismo lamentable estado.

Pudo conocer entonces las dos señoritas cuyas voces llegaban hasta ellos; estas señoritas habían bajado, a lo que podía creerse, a uno de los jardinillos de bajo la torre con el fin de evitar el sol, y se paseaban del brazo protegidas por la fresca sombra de grandes rosales allí plantados; una de ellas, morena, pálida, con cara de arcángel, decía a la otra: Qué bien se está aquí para charlar, ¿no es verdad, hija?

Otras muchas zagalas, unas con sus galanes, otras sin ellos, se habían bajado también de la romería cansadas de bailar, y andaban por allí diseminadas á la sombra de los árboles. Entre ellas se hallaba Flora, la linda y desdeñosa morenita huéspeda de D.ª Robustiana.

Á las tres, mirando por la ventana hacia el camino, como si esperase ver á su mujer aparecer súbitamente y correr á él con los brazos abiertos, lanzó un grito: ¡Ahí está Federico! Seguramente tiene noticias, puesto que vuelve. Mauricio había bajado ya la escalera. Cogió al criado por el brazo, preguntándole, aturdiéndole y, sobre todo, impidiéndole hablar.

Y así era en verdad, que loco estaba en aquellos momentos Cervantes, y apenas si había podido ordenar su relato para Diego de Urbina; y con calentura habíanle bajado al entrepuente, y tan en peligro, que los médicos de la galera habían tenido que acudir a él harto de priesa. En que se habla algo de la jornada de Lepanto y de cómo fue la manquedad de Cervantes.

Cuando subió la escalera que una semana antes había bajado llorando, tuvo que detenerse en el rellano y oprimirse con las dos manos el corazón.

El atleta, con su media docena de facinerosos caminó hacia la calle de las Maldonadas. Cerca de la puerta de su casa vio a Romualda que salía presurosa, y la llamó: ¿Y Nazaria? Lo mismo. ¿Hay alguien arriba 22? Nadie, yo sola; digo, yo he bajado. Sube y tráeme mi navaja grande que está sobre la cómoda. Madre Nazaria me ha mandado por agua. Tiene sed. Ve primero por la navaja.

Nunca he visto las estrellas brillar de ese modo, ni moverse así ... con esa vibración que parece que están hablando. ¡Hablando! dijo Lázaro muy sorprendido del símil de la santa. ¿Usted extraña eso? dijo ella, mirándole con tal fijeza é intensidad, que el mancebo creyó que dos estrellas habían bajado á esconderse en los ojos de Paulita. : ¿no le parece á usted...?

Palabra del Dia

ciencuenta

Otros Mirando