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Actualizado: 30 de abril de 2025
A esta ofrenda se la llama el habilin, y aceptado este, principia la cena; se bebe, se canta, se baila y se habla de todo, menos de la proyectada boda.
Qué, ¿no se baila? preguntó la chica al terminar, haciendo girar el asiento para ponerse frente a nosotros . Pues yo voy a dar el ejemplo... Isabel, ven aquí; tócanos una mazurca. Y, sin más preámbulos, se cogió a Lisardo, y comenzaron a bailar, dando fuertes taconazos sobre los azulejos, sin reparar en la mirada furiosa, pulverizante, que su maestro de música le dirigía.
¿Aquél? un monstruo; aquél se prevale de la bondad, del candor de la casa donde le reciben; hay una mujer hermosa, nada le dice; sin embargo, afecta ir a la casa a horas de franqueza; la acompaña al Prado; en baile o sarao donde está ella está él; siempre al lado de la hermosa, siempre baila con ella; cuando ella no le ve, finge mirarla con celos de algún otro; afecta disimulo, que en realidad no puede existir, pues nada hay que disimular. ¿Se retiran?
De un bocado se tragará Cortes y Regencia. Es el hombre de mejores ocurrencias que he visto en mi vida, y de seguro ha venido aquí a reírse de sus compañeros de procuraduría. ¿No es aquel que está a su lado D. Antonio Capmany? ¡Miren qué facha! No se puede estar quieto un instante y baila como una ardilla. Ese que se sienta en este momento es Mejía.
Porque entre nosotros, cuando el pueblo está contento, necesita estar siempre bailando, y como por aquellos tiempos las calles de la ciudad eran excesivamente estrechas para la farándula, pífanos y tamboriles situábanse en el puente de Aviñón, al viento fresco del Ródano, y día y noche se estaba allí baila que bailarás. ¡Ah, qué dichosos tiempos, qué ciudad tan feliz!
Las niñas, que admiraban y temían a Nélida como la personificación del pecado, se tocaban con el codo al pasar ante ellos. Una nueva conquista... Ahora ha caído ese señor tan serio que hace versos... y no baila. ¡Qué Nélida!... Ella, con su fina observación femenil, se daba cuenta del revoloteo de los curiosos y sentía orgullo por este escándalo, que pasaba inadvertido para Ojeda.
En tal caso, no está muy conforme con la verdad todo aquello de que el viejo rabadán no puede ya con sus huesos, ni baila, ni corre, ni guerrea, ni es capaz de cazar lobos como el zagal. Con mi medio siglo encima, me apuesto á todo con el tal D. Carlitos. Todavía, si me pongo á bailar el bolero, estoy seguro de que he de bailarle mejor que cuando mi padre me hizo que le bailara á latigazos.
Anoche se hablaba de su llegada en todas las casas decentes y no hubo señor que no prometiese abstenerse de todo trato con ella. Si cree que Alcira es como esas tierras donde se baila el can can y no hay vergüenza, se lleva chasco. Don Andrés se reía con una expresión de perro viejo. Sí; ¡hijos míos! se lleva chasco. Aquí hay mucha moral, y sobre todo, mucho miedo al escándalo.
Elena lo sabía bien y por eso hizo señas de que no le molestasen más con sus instancias. Fue Visita quien se sentó delante del piano. Ella no sabía nada de Chopin ni de Haendel, pero conocía todos los valses y polcas que corrían por Madrid. A ver, niños, a bailar. Voy a tocaros el vals de los Pajeles. Marqués, dé usted una vuelta con Clara porque ya sé que Tristán no baila.
Con el nombre del lungcasan se celebra el cabo de año, en el que no solamente se cena, sino que en la generalidad de los casos también se baila. Después del lungcasan, último recuerdo que consagra el vivo al muerto, no quedan ni fechas, ni memorias, ni conmemoraciones, ni marchitas coronas.
Palabra del Dia
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