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Actualizado: 14 de junio de 2025


Sucedíale algo de lo que al jugador que, acostumbrado á poner grandes cantidades á una carta, mira con aversión el corto salario que en la sociedad le proporciona el ejercicio de su profesión. En fuerza de meditar sobre su situación concluyó por tirar su cesto á la mar; y sin otras armas que su ligereza de manos y de pies, se lanzó á lo sublime del arte.

Imaginó que entre Julia y Javier había algo y que por encubrirlo fingían: luego creyó que si entonces no estaban unidos por afecto culpable, acaso lo habrían estado tiempo atrás, sustituyendo después el rencor a la pasión: por último, se aferró a la idea de que la aversión que les separaba obedecía a sentimientos de índole opuesta, porque él mostraba bajeza y apocamiento ante Julia, y ésta, por el contrario, le miraba entre despreciativa y soberbia.

Al cabo tomaron aversión a la droguería y a la casa, y resolvieron abandonar ésta y hacer con aquélla lo que antes había hecho el viejo droguero: traspasarla a un buen dependiente, que no faltaba tampoco entonces. El resto del pingüe capital estaba bien colocado en fincas y valores sanos.

Una aversión invencible, una profunda repugnancia, una antipatía que rayaba más en fastidio que en odio, nos hacía evitar el paso por Quacos.

Le vamos a dar la muerte encerrándolo en un manicomio. ¡Dejadlo al pobre! ¿Quién sabe si irá mejorando poco a poco hasta ponerse enteramente bueno? Con un par de criados que le vigilen día y noche todo queda arreglado. Pero Carlota no quería oír de este arreglo. Su temperamento sano, equilibrado, rechazaba con profunda aversión toda insanidad del espíritu.

En cambio, tenía marcada ojeriza a los ríos. El aire del río le ponía ronco. La humedad le daba dolores de reuma. Las nieblas le sofocaban y le ponían asmático. Eso de que el aire fuese en ellos «encallejonado», le inspiraba una aversión y un desprecio indecibles. Don Melchor dormía poco.

Pero no contó con la huéspeda, la cual en esta ocasión fue Marroquín, quien indignado de aquel acto brutal, o por ventura cediendo a la aversión que le inspiraban todos los clérigos, acudió velozmente en auxilio de su compañero, y sujetando a su vez al cura por la espalda, le apretó tanto la cintura, que aquél se vio obligado, no solamente a dejar en paz a D. Leandro, sino a pedir con voz quejumbrosa misericordia.

En su palabra, una música seductora que embelesa los entendimientos y ensordece la voz del deber en la conciencia. Según mi madre, tu tío es la maldad personificada, el dechado de la irreligión, un rebelde contra Dios, de quien conviene apartarse para no contaminarse. En resolución, cuanto mi madre ha dicho de tu tío debiera infundirme hacia él un odio, una aversión grandísima.

Al cambio de los sentimientos del público a su respecto, que debía a su desgracia, a las sospechas y a la aversión que se habían transformado en una piedad bastante despreciativa para un ser aislado y débil de espíritu como aquél, venía ahora a agregarse una simpatía más activa, principalmente por parte de las mujeres.

Entender no es querer; se puede entender una cosa sin quererla; con el mismo acto de inteligencia en varios tiempos, ó en distintos sujetos, pueden enlazarse actos de la voluntad, no solo diferentes sino contradictorios: querer y no querer, ó sea inclinacion y aversion.

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