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Actualizado: 2 de junio de 2025


Averiguó que su madrastra había venido a vivir a Madrid para cobrar más puntualmente la viudedad, y que habitaba un cuarto tercero en la calle del Barco; esto le hizo sospechar que la hacienda de su pobre hermana había sufrido fuerte menoscabo, si es que no había volado enteramente.

Fácil es de presumir, conociendo el temperamento vivo y exaltado de Andrés, la triste impresión que esta plática, escuchada por fuerza, le causaría. De las dos noticias desagradables que por ella averiguó, las zurras que su padre daba a Rosa y la hostilidad de D.ª Rita, la que más le disgustó, como era natural, fue la primera.

Falta saber dijo éste , si a don Claudio le ha pasado lo mismo que a nosotros; y eso lo sabré mañana, si no lo averiguo esta misma noche. Me parece bien pensado, hijo; muy bien pensado... eso es. Y si resulta que no ha habido portazo para él, démonos usted y yo por muertos en Peleches. ¡Caray, caray! Un incidente grave

Más tarde, cuando llegó a los oídos de ella que al Conde le retenían en Madrid nuevos amores, Elisa se sintió un tanto cuanto contrariada; pero no bien averiguó que los nuevos amores no eran con ninguna gran señora, con ninguna dama encopetada y célebre, sino con una lugareña, mujer de un escribiente o cosa por el estilo, le entró una terrible gana de reír y de burlarse del Condesito, y olvidó sus brillantes victorias pasadas, considerándole como un infeliz parapoco, que se refugiaba entre las cursis, o por no lograr nada en esferas superiores, o por tener ánimo abatido, o gusto estragado, ruin y plebeyo.

Tampoco Julián bajaba sino rara vez a las asambleas, y en ellas apenas descosía los labios, mereciendo por esto que el cura de Ulloa se ratificase en su opinión de que los capellanes atildados no sirven para nada de provecho. No obstante, apenas averiguó el comité que Julián tenía bonita letra cursiva, y ortografía asaz correcta, se echó mano de él para misivas de compromiso.

En tanto, la madre pensaba en él, arrancándole su recuerdo las horribles lágrimas de la incertidumbre, pues no sabía dónde estaba, ni si era vivo o muerto. Al fin lo averiguó; hizo que le escribieran, y aunque de tarde en tarde supieron uno de otro: ella le enviaba besos; él le mandó por un arriero un gran pañuelo de algodón de colores, valor de un día de jornal.

Era un misterio inextricable para él. En esta sesión Clotilde averiguó dos cosas importantísimas; a saber: que Inocencio tenía un talento que no le cabía en la cabeza y que no había en Madrid quien se pusiera con más gracia la chalina.

Un menestral, un criado, un inferior, por cualquier concepto, no llamaba sino con una campanada; las visitas llamaban con dos; y la media docena o poco más de personas que el linajudo señor de Quiñones consideraba sus iguales en Lancia, lo hacían con tres, por acuerdo tácito o expreso, que eso nunca se averiguó.

Como no frecuentaba la alta sociedad ni podía asistir al teatro, para procurarse este placer necesitaba seguirla en la calle o en el paseo cuando no iba en coche. También averiguó que iba los domingos a misa de dos en los Jerónimos; allí la pudo contemplar con más espacio y sosiego. Había dado cuenta a su hermana del hallazgo, pero no hizo ningún esfuerzo para mostrárselo.

Ya sabía yo que érais el hurón del alcázar. Como me fastidio y sufro y nada tengo que hacer, husmeo y encuentro, y averiguo maravillas. ¿Estáis listo ya, don Francisco? Zapatos en cinta me tenéis, y preparado á todo. No os dejéis la linterna. ¿Qué es dejar? Nunca de ella me desamparo; cerrada encendida la llevo, y haciendo compañía á mis zapatos. ¿Estáis vos ya fuera? Fuera estoy.

Palabra del Dia

vorsado

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