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Porque aquellos terribles papeles con que su presencia de espíritu y su enérgica audacia habían anonadado al farsante, eran simplemente tres o cuatro cartas de sus administradores que en el cajoncito del secrétaire estaban guardadas. El hecho vergonzoso era cierto, mas las pruebas no existían, y muerta la Peñarrón, único cómplice, dos años antes, imposible era que Jacobo descubriese ya el engaño.

Otros elementos que figuraron en el drama de Zenda fueron el libertinaje y la audacia de Ruperto. Quizás se sintió atraído por la belleza de Antonieta; quizás le bastara saber que ésta pertenecía a otro hombre y le odiaba a él.

Envolví con la carta el primer objeto pesado que hallé a mano, y lo tiré con habilidad a la habitación de mi vecina, hecho lo cual y asombrado de mismo por este rasgo de audacia, cerré prestamente la ventana y aguardé temblando por las consecuencias que podía tener el acto de osadía perpetrado, porque si mi vecina regresaba con su hermano, y éste leía la carta, quedaría muy comprometida la infeliz muchacha.

Seguido de sus apóstoles (dos docenas de inocentes, poseedores de una audacia loca), Taboada iba pronunciando discursos contra el gobierno, que pretendía imponer á la fuerza su candidato, y contra los otros candidatos, generales que no valían más que su contrincante.

El rostro de la pobre joven se volvió rojo como la flor del granado, y ocultó su cabeza en el seno de la superiora, indignada de la temeridad del desconocido. ¡Ave María... qué atrevimiento! dijeron las mujeres. ¡Por la Virgen! ¿de dónde sale ese demonio? se preguntaban los hombres, estupefactos de tanta audacia.

Las más fingieron no verla, para no responder a su saludo. Algunas contestaron «Buen día, niña» con voz triste y ojos de conmiseración, como si fuese una enferma cuyo fin consideraban próximo. Esa Nélida es de una audacia estupenda dijo Maltrana . Sabe que todas las señoras hablan de ella con escándalo, y las saluda como en los primeros días, cuando la creían una muchacha juiciosa.

Luego, no sin cierto estremecimiento nervioso que corrió por todo su cuerpo, se preparó a dar el gran salto. Grande era, en efecto; enorme. Sólo un bandido avezado a correrías peligrosas tuviera la audacia de intentarlo. Después de algunas vacilaciones lanzose al espacio, logró tocar con las uñas la tabla, y presto se encaramó sobre ella.

Hay por fin, en sus ojos un espíritu de audacia, de empresa y de conquista no desmentido por sus costumbres, que conmueve á las mujeres y subleva en sus almas secretos ardores.

Cada avance en el Mediterráneo de esta marina balbuciente había representado mayores derroches de audacia y energía que el descubrimiento de América ó el primer viaje alrededor del mundo... Estos nautas primitivos no se lanzaban solos á las aventuras del mar: eran pueblos en masa; llevaban con ellos familias y animales.

Pedro replicó que su señora no estaba en casa. Hubo de terciar Casilda, que conocedora de la confianza que su ama dispensaba á Quevedo, no tuvo inconveniente en abrir. Entrad y os convenceréis le dijo : si queréis esperar á la señora, esperadla. Dejadme, sin embargo, subir, hija. Subid enhorabuena. Quevedo subió, y con su audacia acostumbrada, lo registró todo, hasta la alcoba.