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Piense, señor, que es usted todavía un hombre relativamente pobre, pero que dentro de media hora será más rico de lo que se ha forjado en sus más extravagantes sueños... que tendrá millones, como sucedió con Burton Blair. Le atendía atónito, dando apenas crédito a lo que mis oídos escuchaban. Sin embargo, ¿para qué me servía poseer riquezas fabulosas, ahora que había perdido a mi amor?

Nadie lo esperaba, pero fué proclamado, miéntras que aun estaba durmiendo Zadig. Volvióse Astarte á Babilonia atónita y desesperada. Casi vacío estaba todo el anfiteatro quando despertó Zadig, y buscando sus armas se encontró con las verdes en su lugar. Vióse precisado á revestirse de ellas, no teniendo otra cosa de que echar mano. Armase atónito, indignado y enfurecido, y sale con este arreo.

Preocupado Candido de júbilo y sentimiento, gozoso por haber vuelto á ver á su fiel agente, atónito de verle esclavo, rebosando en la alegría de encontrar á su amada, palpitándole el pecho, y vacilante su razon, se sentó á la mesa con Martin, el qual sin inmutarse contemplaba todas estas aventuras, y con otros seis extrangeros que habian venido á pasar el carnaval á Venecia.

Roger solo acertó á dar algunos pasos en igual dirección y se quedó mirando atónito al furioso animal; entre tanto soltaba Simón una retahila de tacos franceses é ingleses y preparaba su arco.

No, dixo el oficial: solamente nuestros principales sátrapas son los que á punto fixo saben porque nos degollamos. Atónito Babuco se introduxo con los generales, y se insinuó en su familiaridad.

Entró Martín en el caserío Zalacaín. El tejado no existía; sólo quedaba un rincón de la antigua cocina con cubierta. Bajo este techo, entre los escombros, había un hombre sentado escribiendo y un chiquillo ocupado en cuidar varios pucheros. ¿Quién vive aquí? preguntó Martín. Aquí vivo yo contestó una voz. Martín quedó atónito. Era el extranjero. Al verse se estrecharon las manos afectuosamente.

-Antes creo, Sancho -dijo don Quijote-, que te quieres encaramar y subir en andamio por ver sin peligro los toros. -La verdad que diga -respondió Sancho-, las desaforadas narices de aquel escudero me tienen atónito y lleno de espanto, y no me atrevo a estar junto a él.

Sabel fijaba pesadamente en Julián sus azules pupilas, siendo imposible discernir en ellas el menor relámpago de inteligencia o de convencimiento. Al fin articuló con pausa: Yo qué quiere que le haga.... No me voy a reponer contra mi señor padre. Julián calló un momento atónito. ¡De modo que quien había embriagado a la criatura era su propio abuelo!

Mas como no era de presumir que ella por su voluntad se hubiese arrojado sobre de aquel modo brusco e inconveniente, pues jamás había hecho daño a ninguna muñeca, creí más probable que de alguna casa me la hubieran arrojado. Alcé la cabeza vivamente. En efecto, el reo estaba de pie en el balcón de un primer piso, suspenso, atónito, consternado. Era una niña de trece o catorce años.

El duque, atónito, no sabía lo que le pasaba: abrió el pliego, y no pudo, al leerlo, contener un estremecimiento de gozo: era la realización de su sueño de oro. Su nombramiento de senador vitalicio: al pié del documento se leía la siguiente firma: Yo el rey. Mira, Margarita, dijo en voz baja, tendiendo el pliego a la duquesa y su hija; ven, hija mía.