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Actualizado: 11 de junio de 2025


Y Juan Montiño tiró la galería adelante, bajó unas escaleras y se encontró en el patio, y poco después, dirigido por un centinela, en el cuerpo de guardia, donde, habiendo hecho llamar al capitán Vadillo, le mostró la orden. Aquí me mandan que os acompañe al monasterio de Atocha dijo el capitán, que era un soldado viejo . En buen hora; dejadme tomar la capa y vamos allá, amigo.

#La hija de Salabert.# Bajó con ansia la escalera. Al poner el pie en la calle dejó escapar un suspiro de consuelo. A paso vivo tomó la del Siete de Julio, entró en la plaza Mayor y luego en la de Atocha. Al llegar aquí vino a su pensamiento la imagen del joven que la había seguido y volvió la cabeza con inquietud. Nada; no había que temer. Ninguno la seguía.

El motivo fundamental de la acción es que un caballero español ha dado muerte á sus dos hijas, en la iglesia de Nuestra Señora de Atocha, para impedir que caigan en manos de los moros, que asedian á Madrid, y la resurrección milagrosa de ambas doncellas por la intervención de la misma Virgen de Atocha.

Los domingos, y también algunas tardes serenas y templadas entre semana, iba todo el colegio de paseo, alumnos y profesores: marchaban de dos en dos uniformados por las calles de Madrid, y salían a menudo por el Salón del Prado hacia Atocha o por la puerta de Toledo hacia San Isidro.

Os espero esta tarde en el convento de Atocha dijo el padre Aliaga al bufón. Iré dijo el tío Manolillo. El padre Aliaga hincó una rodilla en tierra y besó la mano al rey. Después salió. ¡Es muy singular la historia que nos has contado, Manolillo! dijo el rey. Tan singular, que me ha hecho daño el contarla y me ahogo en la cámara; es demasiado fuerte ese brasero y hace aquí calor.

S. m. llegó el mismo día y la Reyna le salió a recibir a La casa del Campo y desde allí fueron a n.ª S.ª de Atocha. La Reyna esta muy linda y el príncipe n.º S.r El miércoles pasado hubo toros en la plaza mayor, pero sin cavalleros, con que fue una fiesta simple y nos acordamos de la de Valladolid.

El joven no hizo ademán alguno que indicara intención de moverse, y en la misma actitud perezosa en que estaba, mirando de soslayo a sus compañeros de plantón, dijo así: «Hace como unos cinco cuartos de hora iba en un coche por la calle de Atocha... Entró por la calle de Cañizares... Hace como unos tres cuartos de hora, vi el mismo coche atravesar la plaza de Santa Cruz hacia la calle de Esparteros...».

¡Oh, valiente y noble joven! dijo la reina : Dios nos lo ha enviado. Clara, sin él, ¿qué hubiera sido de ? Dios, señora, jamás abandona á los que obran la virtud, creen en él y le adoran. ¡Oh, mandaré hacer en cuanto tenga dinero para ello, una fiesta solemne á Nuestra Señora de Atocha y la regalaré un manto de oro! ¡Oh, bendita madre mía, si yo no tuviera estas cartas en mi poder!

Tomad: es una orden para que os abran el portillo de la Campanilla, que da al convento de Atocha; bajad á la guardia, buscad al capitán Vadillo y mostradle esta orden; él os acompañará y hará que os abran el postigo, y seguirá acompañándoos hasta Atocha; una vez en el convento, preguntad por el confesor del rey y mostrad el pliego que os he dado; seréis introducido.

Quizás sea la mejor Nuestra Señora de Atocha, en lenguaje antiguo castellano. Esta comedia, escrita en alabanza de la patrona de Madrid, describe con mucho ingenio la devoción entusiasta, y el heroísmo y la abnegación de los castellanos antiguos.

Palabra del Dia

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