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Es esta una de las investigaciones más obscuras entre las que atañen á la artillería antigua: nada hay averiguado históricamente hasta ahora, pues los dibujos que en las piezas de sitio y de campaña suplen en muchos casos la falta de descripciones, no dejan ver de qué modo se colocaban en el interior de la nao esas lombardas.

¡Cómo! ¿menudencias llama usted a cosas que atañen a la honra, a la reputación, al porvenir de una persona? No te enfades por mi manera de expresarme; ya comprendo que no he debido llamar menudencias a cosas graves, porque grave es en verdad un asunto de amor, de verdadero amor. ¡Acabáramos! ¿Conque ama usted a Antoñita? Muy compungidamente Felipe contestó que .

Los que obran bajo la acción de impulsos cerebrales, irresistibles y mecánicos, como los instintos que atañen a la conservación, van muy bien en su carrera mientras no ven el fin más que en la representación falsa que de él les da su deseo; pero cuando la realidad de aquel fin se les pone delante, ofreciéndoseles como acción sometida a las leyes generales, no hay velocidad que no tenga su rechazo. ¿Cuál era el intento de Fortunata y qué iba a hacer allí? ¡Friolera!... Pues nada más que entrar en la casa sin pedir permiso a nadie, llamar, colarse de rondón, dando gritos y atropellando a todo el que encontrara, llegarse a Jacinta, cogerla por el moño y... Esto de cogerla por el moño no se determinó bien en su voluntad; pero que le diría mil cosas amargas y violentas.

La sonrisa con que el anciano vate acompañó estas palabras hirió a Tristán como un latigazo. Carezco del poder de enterrar a nadie porque no soy sepulturero repuso en tono algo desabrido . Me he limitado siempre a expresar con toda franqueza mi opinión sin cuidarme de saber a quién exaltó o a quién deprimió esa opinión, ya que no versa jamás sobre asuntos que atañen a la honra.

Por el profeta dijo el Sultán empuñando su alfanje que al primero que me asorde los oídos con esas taifas de nombres que atañen y tocan sólo a uno de mis esclavos, que le envíe la cabeza de un tajo a la punta nevada del Belet. El capitán, cesando cuerdamente en su amplificación y exactitud genealógicas, y besando otra vez la tierra, dijo: Príncipe de los creyentes... el loco es Afmed-el-Bayer.

Y pensemos que cuando a estas cosas llega la pasión de los hombres, ¿qué no será en aquellas otras que atañen muy de cerca a los grandes intereses y a los ideales perdurables? Azorín está sentado junto al balcón abierto de par en par. El aire es tibio; viene la primavera. El sol baña la plaza y pone gratos resplandores en las torres chatas de la iglesia. Todo calla.

Estaba agregado a la Comisión de empleados que redactaban las nuevas Ordenanzas de Aduanas. ¿Para qué había de molestarse este digno funcionario en asistir a su trabajo si él no sabía lo que era comercio; si no sabía lo que era un puerto; si no había visto otra mar que el mar sin barcos de Biarritz; si ignoraba lo que es un buque, un cargamento, lo que son derechos, valores, rol, tasa, escala alcohólica, arancel, y demás cosas que atañen al tráfico y desarrollo del cambio?

Capítulo XL. De cosas que atañen y tocan a esta aventura y a esta memorable historia

Y, volviéndose al ama, le dijo: -Bien puede la señora ama no rezar más la oración de Santa Apolonia, que yo que es determinación precisa de las esferas que el señor don Quijote vuelva a ejecutar sus altos y nuevos pensamientos, y yo encargaría mucho mi conciencia si no intimase y persuadiese a este caballero que no tenga más tiempo encogida y detenida la fuerza de su valeroso brazo y la bondad de su ánimo valentísimo, porque defrauda con su tardanza el derecho de los tuertos, el amparo de los huérfanos, la honra de las doncellas, el favor de las viudas y el arrimo de las casadas, y otras cosas deste jaez, que tocan, atañen, dependen y son anejas a la orden de la caballería andante. ¡Ea, señor don Quijote mío, hermoso y bravo, antes hoy que mañana se ponga vuestra merced y su grandeza en camino; y si alguna cosa faltare para ponerle en ejecución, aquí estoy yo para suplirla con mi persona y hacienda; y si fuere necesidad servir a tu magnificencia de escudero, lo tendré a felicísima ventura!

Pues tan comedido como con los teatros, he de ser, poco más o menos, con todas las demás cosas. Ni pudiera ser de otra suerte; en política, sobre todo, y en puntos que atañen al gobierno, ¿qué pudiera hacer un periodista sino alabar?