Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 26 de mayo de 2025
¿Eso es lo que estabas reparando, desaborío? ¿Por qué no lo has soltado antes y me has tenido asustada con esos ojos de alma del otro mundo? No me engañes, Soledad... Tú has tenido un disgusto repitió Uceda mirándola fijamente. Soledad siguió riendo con afectación sin responder. ¡Hace tanto tiempo que estudio en tu semblante!
En su estrado estaba doña Mencía, sola y entregada a sus rezos, en una hermosa mañana del mes de Abril, cuando su doncella Leonor entró precipitadamente, asustada y llorosa, y se echó a sus pies pidiendo perdón y refugio. Yo no tengo la culpa, señora; yo no tengo la culpa. Mi padre se enoja contra mí, y quiere matarme sin justo motivo.
Mas héte aquí que el Sábado Santo, al pasar el enamorado por las gradas de la Catedral, vió salir de la Basílica á la hermosa posadera, que acababa de oir la misa mayor, y lo mismo fué verla se dirigió como un rayo á la mujer, que, asustada de la actitud de don Bernardo, volvió á entrar en la iglesia, temiendo algún desastre.
Las nueve.... Dice que es cosa urgente.... Parece que viene asustada... le tiembla la voz.... El Magistral se puso del color de su madre, y en pie como por máquina: Que entre, que entre.... Doña Paula dio media vuelta y salió al pasillo. Antes acarició a su hijo con una mirada de compasión de madre. Entra... dijo a Petra que, toda de negro, esperaba, con la cabeza inclinada sobre el pecho.
Era rubia, de ojos azules, ensortijado el pelo; estaba en camisita y traía en la mano la pelota. Luis, Genoveva y Damián, cayeron de bruces sobre la mesa... Casilda, loca de espanto, se tiró al suelo de rodillas, cubriéndose el rostro con las manos y gritando: ¡Perdón, Señor! La niña retrocedió asustada, tiró al huir la lamparilla derramando el aceite, y se metió en la cama muertecita de miedo.
En seguida se separó de ella, dejándola confusa y asustada, como mujer a quien acaban de sorprender cometiendo un delito. El pecado, la condenación, la impiedad, habían sonado en sus oídos a modo de palabras vacías de sentido; las amonestaciones de un Bossuet no hubiesen ejercido en ella más imperio.
Cuando se ha seguido sobre la más elevada de sus mesetas las sinuosidades de un camino severo que se prolonga sobre los flancos del Dole; cuando se llega al fin de ese paseo taciturno en el que, todo lo más, no se ha tenido más compañía que el grito de una vieja águila asustada que se extraña de oír entre aquellas rocas el sonido, olvidado desde hace mucho tiempo, de una voz humana; cuando parece que la tierra va a faltar bajo los pies y que con el brazo extendido se va a tocar el azul solidificado del firmamento, entonces se manifiesta de pronto un espectáculo tan poco vulgar que hace comprender en el mismo instante la necesidad de una voluntad divina en el misterio de la creación.
En el cerebro le fulguró esta idea: «Si conforme traigo la capa nueva, trajera la vieja....» Y al entrar en su casa: ¡Maldito de mí! No debí dejar escapar aquel acto de cristiandad. Dejó la medicina que traía, y, cambiando de capa, volvió á echarse á la calle. Al poco rato, Rufinita, viéndole entrar en cuerpo, le dijo asustada: Pero, papá, ¡cómo tienes la cabeza!... ¿En dónde has dejado la capa?
Al entrar este ve al azotado Candido con la espada en la mano, un muerto en el suelo, Cunegunda asustada, y la vieja dando consejos.
Ella sentía crecer en su corazón un vago remordimiento al pensar en el mezquino móvil que la había impulsado a realizar aquel acto tan grave. Estaba confusa y asustada de su decisión. Huberto temía casi un arrepentimiento de la joven, no explicándose bien cómo un incidente tan fútil, frisando en lo ridículo, había provocado bruscamente la declaración que él solicitaba.
Palabra del Dia
Otros Mirando