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Actualizado: 5 de mayo de 2025
Con frecuencia disfruté allí la melancolía de la noche, ya me paseara por los obscuros arenales, ya desde lo alto de la población que corona la roca me entretuviera viendo esconderse el rey de los astros detrás del horizonte un tanto nebuloso.
Un polígono que rueda con velocidad, nos parece una circunferencia: los astros se nos ofrecen como pequeñas moles: y considerando diferentes clases de objetos, podríamos notar que segun son las circunstancias, hay mucha variedad de apariencias. La naturaleza de un ser, no está en lo que parece, sino en lo que es.
Hubiera necesitado Manolito que el brillo del diamante brasileño y el de todos los de las coronas reales europeas, el de los mares y el de los astros viniera a refugiarse a ellas para quedar enteramente satisfecho.
Keleffy viajaba por América, porque le habían dicho que en nuestro cielo del Sur lucen los astros como no lucen en ninguna otra parte del cielo, y porque le hablaban de unas flores nuestras, grandes como cabeza de mujer y blancas como la leche, que crecen en los países del Atlántico, y de unas anchas hojas que se crían en nuestra costa exuberante, y arrancan de la madre tierra y se tienden voluptuosamente sobre ella, como los brazos de una divinidad vestida de esmeraldas, que llamasen, perennemente abiertas, a los que no tienen miedo de amar los misterios y las diosas.
Podríamos compararnos con los viajeros que desde lo interior de un vagón ó de un buque ven los campos, los árboles y las casas, alejarse en sentido opuesto al del carro ó barco que los lleva. El globo terrestre es ese bajel en que vamos todos embarcados, y que nos parece inmóvil, mientras que los objetos exteriores, es decir, los astros, parecen arrastrados en sentido contrario. Orientación.
Parecíale como una falanje de astros humanos, de cielos y mundos en forma de seres vivos, que allí se determinaban dentro del espacio mismo de una llama sin fin; cada uno engendraba miles, cada mil un millón; se alejaban y volvían, se obscurecían tenuamente, y de nuevo adquirían el brillo de la más intensa luz.
La vida de las plantas, el movimiento de los astros, el sistema del mundo, la historia de los pueblos, de sus emigraciones, lenguas, creencias y leyes, todo era objeto de las preguntas de doña Luz, y a todo se veía obligado a responder el P. Enrique.
Y la barrera creada por la imaginación caía repentinamente, y otra vez volaban por el espacio, siempre infinito, siempre con nuevos mundos. Gabriel hablaba de ellos y de su vida con absoluta seguridad. El análisis espectral delataba en los astros la misma composición de la Tierra.
Quiero, á fe de pluma de origen divino, examinar cómo y por qué se mueven esos astros; á qué distancia están unos de otros; qué tamaño y qué cantidad de agua tienen los mares; qué hay dentro de la tierra; cómo se hacen la lluvia, el rayo, el granizo; de qué diablos está compuesto el sol; qué cosa es la luz y qué el calor, etcétera, etc. Me da la gana de saber todas esas cosas.
NOTA. Esta latitud es mayor que la del Teniente de navio de la Real Armada, D. Rosendo Rico Negron, de 3 segundos; lo cual hace muy poco en la práctica de la náutica. La refraccion la he tomado de la tabla que trae Magallanes para las alturas de los astros, dentro y fuera de los trópicos.
Palabra del Dia
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